¡El erosionado gobierno del Peje se mueve entre la BOA y el GOAN!
El saldo de la décima tercera visita de AMLO a Veracruz, se vio ensombrecida no solo por la embarcada que pretendió darle Cuitláhuac García, sino por el airado reclamo de madres de desaparecidos al gritarle, al más puro estilo jarocho, que prefería atender a la mamá de “El Chapo” que a ellas.
Hoy ya no hay duda que la política no es lo suyo.
Menos para el imberbe mandatario veracruzano que por quedar bien con el patrón señaló como “golpistas” y “separatistas” a 9 gobernadores obteniendo por respuesta un rotundo “¡No es así!” de parte del Peje.
Saliendo por la tangente el Presidente precisó que el movimiento de los gobernadores opositores, es solo “politiquería” despivotando así la presión de quienes en días pasados sostuvieron que “México no puede desandar el camino del federalismo, de los contrapesos, ni de la libertad. No hay lugar al regreso de una suerte de república monárquica”, dijo.
El pronunciamiento de los mandatarios del llamado GOAN, se sucedió previo a la visita presidencial a Veracruz, mismo que rechazo con un “No me voy a dejar. No voy a permitir que se ningunee la investidura presidencial”.
Hasta ahí el pleito estaba en tablas.
Sin embargo, alguien aconsejó a Cuitláhuac que había llegado el momento de descubrirse el pecho, envolverse en la bandera nacional y tirarse de los balcones del Castillo de Chapultepec, gritando un no al golpismo y a los intentos separatistas de sus pares.
Cuitláhuac jamás imaginó que el peso de sus palabras iba a provocar una inmediata reacción en contra de parte de su mismo jefe, de su partido y de los gobernadores opositores.
Nunca midió que al hablar de golpismo, invocaba a las fuerzas armadas con las cuales en estos momentos, la fiesta va en paz.
No calculó que con su dicho etiquetaba a los grupos extremistas dispuestos a entrarle a la insurgencia; a los partidos políticos a ganar votos con el rechazo a la dictadura pejista y, al mismo tiempo, despertaba ese apetito anexionista de Estados Unidos que en el pasado ya nos arrebató media república.
Un golpe de estado no es otra cosa que la toma del poder político de un modo repentino por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad.
En tanto que las acciones separatistas son movimientos sociales de carácter político que aspiran a la autonomía respecto a una institución política y un primer paso, como se está viendo en algunas entidades de nuestro país, es revisar el Pacto Fiscal como paso previo a la ruptura del Pacto Federal.
Los gobernadores andan con un apetito de confrontación al reunirse nueve de ellos en la cuna de la Independencia, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, para cuestionar la actitud dictatorial del Presidente López Obrador.
Esos “golpistas” y “separatistas”, como los llamó Cuitláhuac, son los mandatarios estatales de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; de Querétaro, Francisco Domínguez Servién; de Yucatán, Mauricio Vila; de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; de Chihuahua, Javier Corral; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, y de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, además del gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, y Antonio Echevarría, de Nayarit.
Si por alguna razón fuera realidad el pretendido separatismo del que habla el gobernador, se partiría en tres la república, norte, centro y sur.
Con ello se cumpliría ese viejo sueño de construir como república la Capitanía de Yucatán, al tiempo que las entidades de más alta productividad se proclamarían como repúblicas independientes.
¿En eso pensó Cuitláhuac cuándo ayer abrió la boca con ese raro modito de hablar como el Peje?..
¡Creo que no!
Simplemente se lanzó como el borras esperando el aplauso presidencial que en realidad fue mohín, ya que a la suma golpista y separatista, le colgaron la medalla de omiso por no atender a las madres de los desparecidos.
Lo esperamos la próxima semana, señor presidente.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo