PRD como la 4T se nutrió de víboras negras y tepocatas

’22/06/2024’
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*Pasó de ser matrona a amasia y sus dirigentes millonarios

*AMLO seguirá “mandando” en el sexenio de Sheinbaum

 

NO ERA para menos. El partido de la Revolución Democracita fundado el 5 de mayo de 1989, con una ideología política socialdemócrata que atrajo reflectores y seguidores por millones, y que en las elecciones presidenciales de 2006 y 2012 encabezó coaliciones que le colocaron como la segunda fuerza electoral del País, perdió finalmente el registro al convertirse en una cueva de Ali Baba andando el tiempo. Y es que el Sol Azteca, al igual que MoReNa, nació como producto de la coalición de diversos partidos políticos de izquierda, si bien sus fundadores pertenecían a la Corriente Democrática del PRI, una escisión de menospreciados internamente. Antes de ser bautizado como PRD, su origen fue el Partido Mexicano Socialista (PMS) que nace de la fusión de 6 fuerzas políticas de Izquierda: Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), Partido Socialista Unificado de México (PSUM), Partido Patriótico Revolucionario (PPR), Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), Unión de la Izquierda Comunista (UIC), y más adelante se unen a la fusión una parte de la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), siendo su líder principal el siempre bien recordado ingeniero Heberto Castillo Martínez. No es secreto que el PRD fue fundado en la Ciudad de México, el 5 de mayo de 1989 por priistas disidentes (igual que la 4T) como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Andrés Manuel López Obrador, entre otros, así como miembros históricos de la Izquierda como Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo y Amalia García entre muchos más. Allí confluyeron dos corrientes de la izquierda histórica mexicana: por un lado, una corriente que proviene de la tradicional “familia revolucionaria”, representada por el ala izquierda del PRI, y la otra que confluyó en el PRD es la izquierda comunista y socialista mexicana, cuyos orígenes están en el Partido Comunista Mexicano, el Partido Mexicano de los Trabajadores y organizaciones guerrilleras amnistiadas en 1977.

 

PERO DICEN que el error fue abrir las puertas a todos, incluso a corruptos que buscaron purificarse en esa tendencia ideológica, sobre todo ex priistas cuyo partido se proclamó desde su arranque como representante auténtico y único de la herencia de la Revolución. Y es que la ideología del PRI fue de corte nacionalista, se mantuvo con altibajos hasta el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). A finales de dicha gestión estalló la primera de una serie de crisis económicas que asolarían al pueblo de México. México cayó en el sexenio siguiente encabezado por José López Portillo (1976-1982) en una segunda crisis que arruinó al País, obligando por primera vez en su historia a la moratoria de pagos. A consecuencia de esto, en el sexenio subsecuente, el presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) instituyó una serie de políticas y reformas económicas que cambiarían el rumbo y rostro de las políticas de gobierno del PRI. Dentro del Revolucionario Institucional, varios miembros se sintieron agraviados al ver una contradicción entre el discurso y las políticas reales del gobierno. Por ello, encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas (que siempre quiso seguir los pasos de su célebre padre, el general y ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río), Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, formaron la Corriente Democrática del PRI, y desde esa instancia criticaron insistentemente al gobierno, instándolo a que “regresara” al cauce tradicional nacionalista del partido, retomando las políticas sociales de mejorar los salarios de la clase trabajadora y solucionar los problemas de las clases sociales bajas. En ese sentido, ante la inminencia de las elecciones presidenciales de 1988, Cárdenas y los demás líderes de la Corriente Democrática, al ser marginados en su  lucha por la candidatura presidencial, rompieron con el partido a finales de 1987, después de que Carlos Salinas de Gortari fue escogido por el presidente en turno como candidato oficial. Para los inicios de 1988, los ex priistas formaron una alianza con otros partidos y movimientos de izquierda, agrupados en el Frente Democrático Nacional. Con Cárdenas encabezando la candidatura, se lanzaron a la lucha por la presidencia, y en aras de lo anterior rompieron con el blindaje, y de pronto el PRD se convirtió en cueva de oportunistas, de nuevos ricos, de una especie de vomito negro o diarrea persistente hasta terminar en amasia de lo que más decía detestar, en este caso PAN y PRI que lo usaron como esquirol o relleno, y acaso por ello, sin dignidad terminó su ciclo como partido, al ir extraviando la vergüenza y dignidad, aunque sus dirigentes nacionales y locales tendrán asegurado el futuro en los días, semanas, meses y acaso años por venir.

 

QUE VA a pasar ahora con la militancia y dirigencias de ese finiquitado instituto político: lo más seguro es que busquen sumarse a MoReNa y que ese partido los acepte como chalanes, contaminándolo aún más, o que terminen en Acción Nacional o el PRI, esperando ver caer algún día a MoReNa, gracias a las manzanas podridas que acumula, en tanto la Cuarta Transformación cosecha glorias, y está a la espera de cuál será la reacción de Andrés Manuel López Obrador una vez que concluya su gestión: si efectivamente se retirará a su finca (como en su momento lo hacía Antonio López de Santa Ana en Manga de Clavo para retornar cada vez que lo necesitaba el País), o si seguirá los pasos de Plutarco Elías Calles y su Maximato que terminó con su destierro y la de sus seguidores por órdenes de Lázaro Cárdenas del Río, padre de Cuauhtémoc Cárdenas, uno de los principales fundadores de la nueva izquierda mexicana que hoy ve finiquitada sus días, porque MoReNa ni es izquierda ni es centro ni derecha, sino todo lo contrario. Es la mescla de muchas ambiciones donde prevalece el revanchismo y las vendettas contra quienes no piensan igual, una especie de grillerío que en el pecado llevará la penitencia…

 

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TODO PARECE indicar que Andrés Manuel López Obrador seguirá gobernando el País, aun cuando termine su gestión. Y es que bastó la reunión que sostuvo con la Presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, que había enviado un mensaje conciliatorio a todos, incluida la oposición, para que cambiara de parecer, y será finalmente en Septiembre cuando se aprueben la reforma constitucionales de AMLO, incluida la del poder judicial que, entre otras cosas señala: Las Ministras y Ministros la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las Magistradas y Magistrados de Circuito, las Juezas y Jueces de Distrito, las Magistradas y Magistrados de la Sala Superior y salas regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y las Consejeras y Consejeros de la Judicatura Federal que se encuentren en funciones a la entrada en vigor del presente Decreto, concluirán su encargo en la fecha que tomen protesta las personas servidoras públicas que emanen de la elección extraordinaria que se celebre, conforme a las disposiciones transitorias aplicables del presente Decreto. En suma, al igual que en Francia con su parlamento, el Poder Judicial será disuelto para dar paso a uno a modo que sirva a los interese de AMLO. Ni hablar, estamos ante el surgimiento de un nuevo Maximato. OPINA carjesus30@hotmail.com

 

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