Un viejo compañero, amigo mío, de Coatzacoalcos, me preguntó ayer quién me estaba molestando.
Di por hecho que me preguntaba por la columna del miércoles, en la que me referí a un libelo con tono de amenaza contra un buen número de periodistas y medios de varios puntos del estado, en el que se me incluyó, que atribuí a Rocío Nahle, virtual ganadora de la elección a gobernadora.
Le narré-resumí lo que había pasado. Le dije lo que sabía, de dónde, presuntamente, había salido el texto, y que seguía creyendo que o la señora lo dictó, u ordenó que alguien lo hiciera y lo circulara y nos lo hiciera llegar.
Si bien nos leemos, tenía seis años que no intercambiábamos comunicación, desde el inicio del gobierno cuitlahuista, cuando, ante la crítica que empecé a hacer a quienes acababan de llegar, me buscó para preguntarme si aceptaba sentarme a tomar un café con Juan Javier Gómez Cazarín, un viejo conocido suyo, de cuando estuvo en una agencia automotriz en Coatzacoalcos, familiar además de un abogado y notario con quien yo tenía trato de hermano (ya fallecido) y también conocido suyo.
Con mucha seguridad, me dijo ahora: “Ella no fue, Hay que estar tranquilos” y me hizo otros comentarios personales, incluyendo expresiones de apoyo.
Nuevamente le expresé que si ella no había sido, entonces hacía mal en permitir que sus mandaderos usaran su nombre para amenazar, pero que, además, le causaban daño porque dejaban la imagen de que viene en plan de represora contra la prensa plural, crítica e independiente de Veracruz.
Narro el hecho porque mi compañero me merece respeto (nos tratamos desde que fundé el Diario del Istmo de Coatzacoalcos, cuyo propietario era don Rubén Pabello Acosta y que en representación del gobernador Rafael Hernández Ochoa inauguró Manuel Muñoz Gánem, entonces director de Turismo, el 18 de abril de 1979, si no me falla la memoria).
Me merece respeto y además tengo entendido que no solo ha sido promotor y aliado desde siempre de la señora Nahle, sino que mantiene trato directo con ella. Le creo, pues. Si a Rocío la declaran finalmente Gobernadora Electa y luego Gobernadora constitucional, nada será mejor para la vida pública de Veracruz que haya un trato de respeto, a partir del pleno respeto a la libertad de prensa y expresión.
¿Se vendieron o compraron a los representantes de partido?
El domingo próximo hará una semana de las elecciones y continúa la polémica sobre si se cometió fraude electoral.
En el siglo pasado, un viejo zorro, quien fue gobernador de Campeche y dirigente nacional del PRI cuando el PRI era el PRI, el famoso Carlos “El Negro” Sansores Pérez, padre de la hoy impresentable Layda Sansores, halló en los libros un término que le vino como anillo al dedo para justificar la perversidad del sistema político en el poder: la democracia dirigida, caracterizada por el dedazo y la imposición, así como por la elección de Estado.
La del 2 de junio de 2024, esto es, la del domingo pasado, creo que bien se puede llamar la democracia comprada. En este espacio he comentado que el gobierno repartió mucho dinero, aunque nadie lo acepta ni lo va a aceptar, pero en corto cuando le pregunto a algunos, mejor se quedan callados.
Me llegó un chat, que tomo con reservas, pero que encaja en el rompecabezas explicativo de por qué perdió la oposición: en síntesis, el chat dice que durante cinco días consecutivos, en las ciudades de Veracruz, Coatzacoalcos, Tuxpan y Orizaba, en dos sucursales bancarias (omito los nombres) hubo retiros de hasta 18 millones de pesos, en un banco hasta 12 retiros en un día. No faltó empleado al que le llamara la atención, y no le quedó duda que era para Morena. Pensaría uno que el dinero fue para “operar”.
¿Por qué no ha habido autocrítica en la oposición?
En lugar de andar buscando afuera (ayer dije lo que pienso del presunto fraude cibernético), he estado buscando adentro, es decir, qué fallas hubo en la oposición. Hasta ahora, en los partidos opositores no ha habido autocrítica, se habla de fraude y se ha hecho un escándalo por la presunta manipulación de cifras y boletas (creo que se demostrará plenamente), pero hasta ahí..
Por elementos que tengo, creo que el expriista Andrés Manuel López Obrador les aplicó la misma receta que se aplicaba ya cuando era tricolor: comprar a los representantes de partidos en las casillas para que se hicieran omisos, no vieran alguna anomalía y menos la denunciaran. Dejaron pasar todo lo que se está detectando ahora.
¿Es que en ningún partido de oposición se han preguntado por qué sus representantes, como correspondía hacerlo, no reportaron de inmediato las incidencias (así le llaman en el argot legal-electoral a las anomalías) que hubo y que ahora descubren que hay? Los que saben, saben que eso se tenía que haber hecho, en seguida, y si Pepe y demás no hubieran impugnado y pedido recuento de voto por voto casilla por casilla, jamás se hubiera sabido que dejaron pasar todo.
Ahora salen con la novedad de que votaron los muertos, que hubo casillas o distritos en las que hubo más votos que el número de electores registrados, que hay boletas falsas, etcétera, etcétera. ¿Pero, cómo? Tanto en fuentes del INE como del OPLE, ellos mismos se preguntan cómo fue posible si, aseguran, estas fueron unas de las elecciones más observadas, si había representantes de casillas, observadores, y otra cosa que se preguntan es por qué no reportaron las incidencias de inmediato y apenas lo empezaron a hacer el miércoles. Tampoco les cuadra, pero ese no es su problema.
En el proceso, correspondió al INE capacitar a quienes instalaron las casillas. El OPLE apoyó con supervisores electorales locales (los SEL) y con capacitadores-asistentes electorales locales (los CAEL). Hasta ahora, la mayoría de los errores detectados son del INE. Me insistieron mis fuentes: las incidencias se están reportando tarde. Me dicen que de todos modos se van a aclarar en beneficio de la certeza, la validez y la transparencia.
¿Es que hubo un buen billetazo de por medio para que los representantes opositores no vieran nada, y menos lo reportaran? Parece que aparte de votos, los morenistas compraron también otras cosas. En especial los priistas saben que eso es posible porque lo hicieron por mucho tiempo.
¿Servidores, honestos?
En la elección a la gubernatura de 2016, también hubo mucho dinero, entonces por parte del PRI. El candidato fue Héctor Yunes Landa. Un día incluso se filtraron fotografías de un bunker casi sucursal bancaria.
Cuando se perdió, hubo muchos comentarios de que los operadores a quienes se había habilitado para repartir el recurso se lo robaron, no llegó a los electores y eso contribuyó a la derrota.
Una tarde varias fechas después, cuando íbamos a empezar a comer en un restaurante, mi interlocutor recibió una llamada y de pronto, sin importarle dónde estábamos, empezó a dar de gritos. Le pedí que se calmara porque estábamos llamando mucho la atención. Cuando por fin lo hizo, me dijo la causa de su reacción: un allegado suyo, que “se andaba muriendo de hambre”, al que habían dado dinero para repartir, acababa de llegar a un lugar presumiendo un BMW último modelo, nuevo, flamante. Ahí fueron a parar los recursos.
Esa vivencia me sirve para establecer que, ¿aquí sí?, ¿Manuel Huerta?, ¿los Servidores de la Nación?, ¿los operadores, quienes hayan sido, utilizaron el dinero para lo que era, no se lo robaron y lo bajaron e hicieron llegar a los electores a cambio de su voto? Creo que no hay que quebrarse mucho la cabeza para explicarse por qué a la oposición le pasó encima una aplanadora.
Pienso que, al final, Pepe fue víctima de una serie de descuidos imperdonables de quiénes debieron haber estado pendientes de todos los detalles. Muchos se confiaron y se atuvieron solo a su figura e imagen. Los vi y escuché en los cafés repitiendo que Pepe va a ganar, o ya ganó, pero jamás promovieron el voto a ras de tierra, entre sus vecinos, en sus colonias. No se merece lo que le sucedió. Nunca vi a los dirigentes de su partido andar promoviendo el voto, como los de enfrente. Adolfo Ramírez y Loreña Pinón solo se aparecían a la hora de la foto. Por vergüenza debieron haber renunciado, de inmediato, el lunes pasado.