De su ineptitud al frente de la dependencia que le tocó en suerte hay pruebas a raudales. Todo mundo coincide en que jamás debió ocupar un cargo de tanta relevancia, pero ni hablar, Xóchitl Arbesú Lago fue uno de los encargos que le hizo Rocío Nahle a Cuitláhuac García al que no le quedó más remedio que colocarla como responsable de la Secretaría de Turismo.
Cuitláhuac la aguantó lo más que pudo hasta que el 26 de noviembre anterior durante su comparecencia en el Congreso local, la diputada Citlalli Medellín la hizo pedazos al exhibirla como inepta y corrupta. A partir de ese momento la suerte de Xóchitl estaba echada y bendito sea Dios el pasado viernes la echaron.
Los tres años y meses que duró al frente de esa dependencia Xóchitl fue de tumbo en tumbo, de bandazo en bandazo y de desatino en desatino. Su desconocimiento de la geografía veracruzana se hizo patente el día que invitó al turismo nacional a conocer las playas de Poza Rica.
Con la pandemia encima que obligó al cierre de hoteles y restaurantes, aseguró a los diputados que el turismo en Veracruz había dejado una derrama económica de 2 mil 100 millones de pesos, lo cual fue una falacia tan grande como cínica.
Pero Citlalli Medellín la hizo trizas. Le dijo en su cara que su informe era “vergonzoso”; la acusó de “miserable” por cambiar la oficina de Turismo “a una cuartería”; de corrupta “por aceptar un empleo para el que no está capacitada”; de permitir el nepotismo y el conflicto de intereses en su dependencia; de mandar a la entidad del cuarto al noveno lugar en número de visitantes y le exigió cuentas de los 128 millones de pesos que le dieron ese año (2021) de presupuesto.
Xóchitl nunca se recuperó de esa vapuleada y se encerró en su ostracismo, aunque también se chutó casi dos años encerrada por la pandemia. Gente cercana a Cuitláhuac sugirió negociar su salida, pero Rocío Nahle pidió que la aguantaran. Y la aguantaron… con pésimas consecuencias.
Arbesú Lago contrató con sobreprecio una pista de hielo para Coatzacoalcos cuyo alquiler costó 3 millones 190 mil 480 pesos y se la arrendó al regidor cuarto de Minatitlán, Juan Carlos Rosales Domínguez. ¿Qué delitos cometió? Van: alquiló la pista sin licitación; pagó un dineral por ella y en el arrendamiento hubo tráfico de influencias o al menos conflicto de intereses.
Quizá todo se le hubiera perdonado de no ser porque la pista jamás funcionó.
Antes, en enero del 2019, anunció que haría un viaje a España para promocionar a Veracruz en la Feria Internacional de Turismo; en febrero dijo que vendrían cruceros de hasta 2 mil pasajeros en el verano del 2020… y nada.
Ya estamos entrando a abril del 2022 y de los cruceros ni sus luces.
Xóchitl acumuló puntos malos prácticamente desde que se sentó en la silla de la Secretaría de Turismo y si no la corrieron antes fue porque su amiga y protectora Rocío Nahle insistió en que la aguantaran. Pero esto le costó a la industria turística miles de millones de pesos que nadie va a reponer.
Su última gracejada fue la semana anterior cuando dijo que Cumbre Tajín tiene tanta relevancia internacional como el Festival Cervantino. ¿Esa fue la gota que derramó el vaso? Quién sabe, el chiste es que apenas terminó la Cumbre la mandaron a su casa a la que se fue “por motivos personales” y motivos de salud, según dijo el gobernador.
Ahora ya nomás falta que renuncien Eric Cisneros Burgos, Roberto Ramos Alor, Hugo Gutiérrez Maldonado, Elio Hernández Gutiérrez, Verónica Hernández Giadáns, Isabel Romero Cruz, los diputados de Morena y hasta el propio Cuitláhuac García.
Y por si alguien me está faltando lector, lo mejor será que renuncien todos. Digo, para que la felicidad en Veracruz sea completa.