Tres años después, sigue culpando a Américo Zúñiga de todas sus desgracias.
La capital de Veracruz ha tenido malos, muy malos alcaldes, pero ninguno como Hipólito Rodríguez, al convertirla, a la vuelta de dos años siete meses, en lo que seguramente ha de ser como su casa, un muladar.
Un corte de caja del 31 de diciembre del 2017 a lo que va de julio del 2020, nos arroja una Xalapa, bajo el mando de Morena, en total desorden urbano, tránsito y vialidad caóticos y con puntuales aniversarios conmemorativos para los añosos baches.
¿Quién para Xalapa?
Es la pregunta que se hacen los capitalinos ante la interminable lista de al menos 20 tiradores, todos con reales posibilidades de asumir tan importante cargo edilicio.
Y es que el caldo de cultivo para que llegue a la Presidencia Municipal cualquiera que no sea de Morena, es consecuencia de la suma de un todo:
Los pésimos resultados de Hipólito producto de un impreparado gobierno, empezando por él mismo; la devolución anual de los dineros públicos por no saber cómo ejercerlo; el rechazo de 150 millones de pesos del Fondo Mundial del medio Ambiente y del BID, destinados al relleno sanitario donde se depositaban diariamente hasta 400 toneladas de basura.
Esos son solo botones de muestra.
Sus legendarias reparaciones de calles y arterias viales sustantivas que solo duran el día de la inauguración y hay que volver a levantar por lo mal hechas; el agua potable cara y escasa; el deficiente alumbrado público que ha propiciado el incremento de la delincuencia -ya tenemos Cartel propio- y esas eternas peleas con el gobernador Cuitláhuac García.
Ya mismo, la preocupación ciudadana es creciente ante el inminente arribo del Dengue de cara a la ausencia de mantenimiento y poda de los 83 parques y jardines.
A la suma hay que adicionar que Xalapa, en el marco de la pandemia, se ha convertido en la quinta ciudad de la república con mayor número de contagios y muertes por Covid-19.
¿Quién para Xalapa?
La posibilidad está abierta para ganar las diputaciones federales y locales y, por supuesto para quienes se comprometan a regresar la salud y la seguridad pública a la ciudad capital; a quienes le den una revisadita a las cuentas de Hipólito y palomilla donde los números no cuadran.
Y, por supuesto, quien se comprometa a regresar la cultura a la Atenas Veracruzana y rescate las áreas verdes de la Ciudad de las Flores.
¿Quién para Xalapa?
A la capital no le ha ido nada bien en materia de gobernabilidad y para salvar culpas y responsabilidades, así como lo hace el Peje acusando todos los días a Felipe Calderón y la mafia del poder de lo mal que estamos y el propio Cuitláhuac señalando a Yunes Linares y al Fiscal Jorge Winckler, Hipólito se la pasa vomitando contra Américo Zúñiga, quien en una de esas decide jugar la diputación y desde la Comisión de Vigilancia del Congreso le pondrá las peras a veinte al inepto moreno.
En realidad, Hipólito nunca debió ser alcalde.
Fue a insistencia de su compadre, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, otro desgarbado igual que él, quien lo convenció de trabajar para la gubernatura de éste desde el Palacio Municipal de Xalapa.
Pero nada le salió bien.
Pensaba que desde su oficina levantando el dedo sus súbditos acatarían y resolverían. Olvidó a la ciudadanía y mas a la jalapeña que es orgullosa, autónoma, pensante, de tradiciones, de amplia cultura y legados, mientras Hipólito representaba una antípoda con sus rarezas.
Mal vestido -camisa ajada y saco salpicado de comida, cintura caída como la de Cantinflas, zapatos de Aladino y de un olor corporal no muy agradable- y sin saber siquiera como dirigirse a la gente, este impresentable pensó que con el empuje del aparato ya la tenía hecha. Error.
¿Quién para Xalapa?
La otrora capital de la república, la de los ocho ríos, hoy pestilentes drenajes, la de la lonja social, la de los bosques y aromáticos cultivos de café, la sede de la cultura y el espectáculo sería ocupada por gente proveniente de Xochimilco, por individuos cuyo máximo placer es tronársela y beber caguamas.
Y eso tiene un costo. Una factura que se paga en las urnas.
Por ello, en franco adelanto a los tiempos electorales, todo mundo en la ciudad capital se pregunta ¿Quién para Xalapa?
Vaya hasta se da por bueno a David Velasco Chedraui, quien tuvo una desastrosa gestión en la municipalidad a la cual pretende regresar; se apunta también el borrachín altanero Sergio Hernández, conocido en el bajo mundo como Sergio “El Bailarín” y el colmo, también la pretende Ana Miriam Ferraez, una iletrada que salta de la nada al Congreso del estado, para luego aspirar al DIF, que no encabeza pero controla y desde ahí sembrar -con despensas a diestra y siniestra- para ser nuestra próxima alcaldesa.
Gente seria y de altísimo prestigio, sin embargo, aguarda tiempos.
Carlos García Méndez, Francisco Berlín y Eugenio Silva han sido citados por la opinión pública capitalina como una terna viable, teniendo de entrada, una amplísima aceptación.
Así que en la dinámica del ¿Quién para Xalapa? ya hay respuestas y propuestas.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo