¿Si te fueras a quedar sin empleo invertirías en camionetas blindadas, nuevo domicilio y ropa importada?
El Congreso del Estado ha llamado a la representación ciudadana a participar democráticamente en la elección del Fiscal General de Veracruz para los siguientes nueve años a sabiendas que todo será una farsa.
Todo está listo para la ratificación de quien actualmente está encargada de la oficina Verónica Hernández, quien hasta donde se quedó la opinión pública está bajo sospecha por vínculos familiares con los Zetas.
Así, el honorable Congreso local montará de nuevo una pantomima como lo hizo cuando designaron a la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta o como cuando destituyeron en lo oscurito al Fiscal, Jorge Winckler.
Que siempre fue así, dirían los defensores de la 4T, es cierto, pero en el cuidado de las formas estaba la diferencia. Ello se traducía en el equilibrio entre gobernantes y gobernados y se evitaba al mismo tiempo la reprobación ciudadana.
Con lo del dedazo en favor de Verónica Hernández Giadáns, habrá de comprobarse que los apostolados de Morena no eran ciertos en el sentido de que todo iba a ser diferente cuando tomaran las riendas.
El escándalo de las Suburbans.
En la última entrega referíamos que algo apesta en la Fiscalía General de Veracruz a propósito de la sospechosa detención del periodista José Cárdenas Juárez, en su calidad de cómplice del asesinato de María Elena Ferral.
Nos equivocamos.
Algo apesta, pero en el gobierno de Cuitláhuac García que permite excesos como la compra de vehículos blindados, unas “Suburban” que alcanzan los diez millones de pesos.
Ya el fantasma de la sospecha se dio hace unos días con la adquisición, con moche, de 22 ambulancias para atender la pandemia.
Antes, al arranque de la administración, el escándalo fue por la compra de patrullas de a millón de pesos y hace un par de días la opinión pública conoció de la disposición de vehículos oficiales para la familia como fue el caso del borrachales y drogadicto Efrén Rogelio Cárdenas Arguelles, hijo de la Secretaria del Trabajo, Guadalupe Arguelles, quien no tuvo más que renunciar a tan jugoso cargo en donde tenía metida a toda su parentela.
El punto es que las suburbans que adquirió la Fiscalía rebasan de manera escandalosa, los costos de unidades que circulan los gobernadores que oscilan entre los 2.9 y 3.6 millones de pesos.
Las de la FGE andan en la friolera de los cinco millones de pesos cada una.
Son nivel 5, que me imagino han de ser lo más chingón, o sea, que ni las de Obama eran mejores de acuerdo a la oficina “Transportadora de Protección y Seguridad SA de CV”, que surte a la Presidencia de la República y los gobernadores.
¿Para qué tanto exceso? ¿Para qué ese tipo de compra si no estas cierto que vas a seguir al frente de la dependencia que encabezas de manera provisional? ¿Para qué exhibir el derroche del pasado si en el presente eres peor? ¿Para qué comprar un vehículo del tamaño de tu miedo cuando el mismo Presidente López Obrador trae camionetas normales?
Y no fue una, fueron dos las camionetas blindadas que se compró Verónica con un costo de 10 millones 176 mil pesos, mismas que fueron traídas de Estados Unidos por un costo extra.
La dama quien hasta hace unos meses era una modesta abogada de tercer rango de la Secretaría de Gobierno, que jamás supo de temas de procuración de justicia ya que su pasado estaba ligado a temas notariales, de pronto es la Reina del Carnaval con casa nueva, ropa de marca y carros blindados con 22 guaruras.
¡Yo quiero!
Bien se dice, sin embargo, que tu pasado te condena.
La señora Verónica Hernández Giadáns será Fiscal lo que resta del sexenio, pero siempre cargará el estigma del abuso de poder y sus extrañas ligas familiares con el crimen organizado que nunca fueron aclaradas de todo, acaso justificadas.
Para el imaginario colectivo no hay duda que es la prima de Guadalupe Hernández, “La Jefa”, perteneciente a la banda delincuencial que encabeza desde prisión el “Comandante H”.
Cuando la provisional dijo que no negaba el parentesco el pasado 21 de enero, debió ser retirada de inmediato de la posición que detentaba ya que por si no fuera suficiente el parentesco, carece de la titularidad –validez legal- para estar al frente de la Fiscalía General de Veracruz.
Pero no fue así.
Como siempre, a capricho del singular gobernante, la mantuvo y –como dice don Teofilito- la mantendrá al frente de esa dependencia “autónoma” responsable de la procuración de la justicia.
“Estamos sorprendidos por su trabajo”, ha venido reiterando Cuitláhuac García, en encomio a la impresentable Fiscal confirmando en manos de quien estamos y por qué hay siete cárteles asentados en la geografía veracruzana.
Ya no cupo la justificación de que “a la familia no se le elige”, tal como argumentó, ya que Verónica bien sabía antes de aceptar tamaña responsabilidad, el conflicto de intereses al que se enfrentaba –Verónica es hija de Diego Hernández Medina, hermano de Othón Hernández Medina, padre de “La Jefa”, aliada por años al crimen organizado-.
Por lo pronto ¡Habemus Fiscal!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo