QUINCE AÑOS DE LIBROS, ARTÍCULOS Y CONTINUAMOS. (I)

’02/05/2025’
’02/05/2025’
’02/05/2025’

Gustave Flaubert: “La educación sentimental”. Primera parte

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

La lectura es uno de los placeres más exquisitos y enriquecedores del género humano. Con la lectura nos comprendemos mejor, nos podemos hacer más humanos, sensibles, empáticos, tolerantes; además, los libros ensanchan nuestros horizontes. Siempre he dicho que existe un antes y un después en nuestro interior cuando leemos seriamente a un clásico, créanme que algo en nuestro interior cambiará al conocer de principio a fin las vivencias y aventuras de don Quijote, nadie será el mismo después de luchar junto al viejo Santiago contra los tiburones que atacan a su gran pez y pretenden devorarlo. No me imagino un mundo sin lecturas, y, en caso de existir, sería un mundo más bárbaro, violento e insensible. Las lecturas nos ayudan y enseñan a pensar mejor, a ordenar nuestras ideas y expresarlas con claridad y precisión. Quien lee posee un amplio lenguaje, sin olvidar que con las palabras ordenamos nuestro mundo, piense usted en todo lo que hace y notará que toda actividad tiene su origen en ideas, conceptos, es decir, palabras.

En el presente mes estoy celebrando quince años de mi actividad de crítica literaria, de difusión cultural. De manera sincera y sin un dejo de altivez, permítanme expresarles que con defectos y virtudes no sería la persona que soy sin todos estos años de lecturas y escritura. Cada libro algo ha calado en mí. Recuerdo que allá por el 2013 me encontraba en una etapa difícil, no veía salir el sol, el panorama era muy ensombrecido, de pronto, me encontré con don Miguel de Unamuno y su libro: “Vida de Don Quijote y Sancho”, la sola lectura del prólogo me sacudió y me armé de valor ante las vicisitudes que estaba pasando y con valentía y nueva energía salí adelante. Hace quince años cuando inicié esta labor, mi único interés, por cierto, no ha cambiado en nada, estribaba en leer de manera ordenada, disciplinada, metódica e ir escribiendo con la finalidad de aprender y formarme. No imaginaba que esta actividad se convertiría en mi principal fuente de formación humana y profesional.

Hace unos días un amigo librero me preguntó cuál es para mí el mayor provecho de mi labor como difusor cultural, la respuesta fue sencilla: el mayor provecho lo encuentro en mi actividad como profesor universitario, porque las lecturas nos ayudan a enseñar mejor, a enriquecer los programas académicos que impartirnos, le señalé el siguiente ejemplo: actualmente imparto las materias de filosofía del derecho y filosofía política, en la de filosofía del derecho, una vez que hemos analizando los temas fundamentales de la materia, a mis alumnos les encargué leer el libro de Erich Fromm: “El miedo a la libertad”, donde el psicoanalista toca un sinfín de temas más allá del derecho, los jóvenes se sintieron totalmente identificados. Entonces, el amigo librero me siguió preguntando. “Maestro, ¿y cómo utilizaría usted a Flaubert en sus clases que nada tienen que ver con literatura?” A lo que respondí: mira, si logro tener cierto orden en mis ideas, si utilizo un lenguaje claro, preciso, amplio, sino me pierdo, o, diríamos coloquialmente, sino cantinfleo en mis clases, es porque Flaubert me ha enseñado el arte de la disciplina, el orden tanto en la escritura como en la exposición de mis ideas. En concreto, Flaubert me ha enseñado que se logra escribir adecuadamente, pensar ordenadamente, si se trabaja permanentemente. Esto es lo que he venido aprendiendo en los quince años de esta actividad, que, si bien no es un trabajo en el sentido técnico de la palabra, para quien escribe es un quehacer que disfruta, e incluso, posiblemente si fuera un trabajo en el sentido moderno de la palabra, tal vez, no lo realizaría con el goce y pasión que lo hago.

Así que la forma en que festejaré quince años de labor literaria, será leyendo y escribiendo sobre uno de los autores que más me han ayudado a ir mejorando y aprendiendo sobre la escritura y creación literaria, me refiero a Gustave Flaubert. De este autor en otro tiempo escribí sobre: “Madame Bovary[1], ahora seguiré abordando parte de su obra e iniciamos este mes con otra de sus novelas cumbres titulada: “La educación sentimental.” Esta novela fue publicada allá por 1869 y es considerada una de las obras cumbres del autor francés. Novela realista que se disfruta y particularmente todo lector llega a identificarse en ciertas partes de la historia. Es una obra voluminosa e intentaré en cuatro entregas contarles lo esencial de la misma.

El protagonista central se llama Frédéric Moreau, un joven de 18 años que se va a realizar sus estudios a París y allí vivirá un sinfín de experiencias que conocemos en la larga historia. Si usted va a tener su primer acercamiento a Flaubert, al momento de leer podría pensar que sus historias son muy sencillas, comunes, sentirá que lo que le sucede al personaje son vivencias de toda vida humana y, sí, lo son, empero, precisamente allí está la grandeza del autor, en narrarnos como si fuera muy fácil la vida de su personaje, mas, no es nada fácil escribir con esa claridad, precisión, profundidad, ni mucho menos utilizar el lenguaje tan vasto como lo hace Flaubert. Frédéric es un joven que pertenece a la clase media alta francesa, la historia inicia en 1840, lo que implica encontrarnos en una sociedad clasista, elitista, prejuiciada. En los estudios preparatorianos Frédéric se hace íntimo amigo de Charles Deslauriers, con quien compartirá sueños y proyectos. A diferencia de su amigo, Charles es de escasos recursos, más tiene un fuerte carácter y deseos por progresar. En los primeros capítulos cuando los dos platican de sus sueños e ilusiones, resulta imposible que el lector no recuerde esa etapa que vivimos. Algo más, esos capítulos nos recuerdan que ya de adultos perdemos mucha sensibilidad, comprensión y exigimos a los jóvenes de 17 años que se comporten como nosotros nos comportamos, no debemos olvidar cómo pensábamos, sentíamos y actuábamos a esa edad.

Por circunstancias económicas y de proyectos personales los dos amigos se separaron, Frédéric arriba a París para estudiar Derecho y allí empezará a conocer al mundo burgués al que quiere pertenecer. Algo que se percibe desde un inicio es que el personaje central muestra una sensación de insatisfacción, comprendemos que es un joven de 18 años y en esa etapa se busca un rumbo, se está en definición de lo que queremos ser, pero hay momentos donde se nota un vacío existencial abrumador que puede llegar a ser tan peligroso y conducir al suicidio. Sin embargo, siempre ante una crisis existencial, surgen situaciones que forman parte de la condición humana y que pueden ayudarnos a encontrarle sentido a la vida, una de esas condiciones es el amor, el joven Frédéric se ha enamorado, el problema es que está enamorado de una mujer casada, algo más, esta mujer es esposa de un amigo de Frédéric llamado Jacques Arnaoux.

Cuando uno está enamorado se interioriza en nuestro ser una sensación inenarrable, indescriptible, poderosa: “Pensaba, sin embargo, en la dicha de vivir con ella, de tutearla, de acariciarle lentamente los cabellos, o de arrodillarse ante ella, abrazado a su cintura y bebiéndole el alma con los ojos. Pero para eso habría que haber subvertido el destino. Incapaz para la acción, maldecía a Dios, se llamaba cobarde y se revolvía en su deseo como un prisionero en su celda. Le ahogaba una angustia permanente. Permanecía inmóvil durante horas, o bien rompía a llorar. Un día que no había podido contenerse, le dijo Deslauriers –Pero ¡Hombre! ¿Qué es lo que te ocurre?”

Lo que le ocurría es que a sus 18 años de edad vivía solo en Paris, estaba buscando un destino para su vida, el joven creyó que ese destino de felicidad lo encontraría en la pasión que sentía por una bella mujer casada y por lo mismo está dispuesto a declararle su amor con todo lo delicado que ese acto representa. Frédéric asistirá todos los jueves a cenar a casa de la familia Arnaoux, y está decido a confesarle su amor a la señora de Arnaoux, la historia continúa y ya veremos lo que sucede…Flaubert en esta obra nos enseña que nuestra educación sentimental no se origina precisamente por un acto educativo, sino a fuerza de errores, yerros, caídas, no sé si esto mismo sea parte de la naturaleza humana, pero siempre ha sido así.

 

Correo electrónico: miguel_naranjo@hotmail.com

Twitter@MiguelNaranjo80

Facebook: José Miguel Naranjo Ramírez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] https://puntoyaparteonl.com/2024/01/31/bucando-el-amor-madame-bovary-se-encontro-con-la-fatalidad-i/

Artículos similares

’02/05/2025’

Columnas Veraces

Lo más leido

Verified by MonsterInsights