El 3 de enero de 2018, Donald Trump (14 de junio de 1946) anunció su intención de buscar la reelección como presidente de los Estados Unidos, de la cual había asumido el cargo como el 45º presidente. Los factores que contribuyeron mayormente a su elección en 2016, como la polarización política y la propaganda, lo separaron del entorno tumultuoso que caracterizó su campaña. El 11 de octubre de 2019, el presidente invitó a investigar sobre las presuntas irregularidades cometidas por el hijo de Joe Biden durante su mandato en la administración de poder que ocupó entre 2014 y 2017. https://conversatoriosiglo21.wordpress.com/2016/11/17/la-ultima-de-donald-trump/
Sin embargo, esta supuesta corrupción, que involucraba cuestiones sobre un posible comportamiento del hijo de Biden, parecía no ser del conocimiento del presidente en los días previos al asalto al Capitolio. A raíz de estos hechos, surgieron tensiones políticas significativas, incluyendo la represión de manifestaciones y el establecimiento de toques de queda en diversas ciudades. Las acusaciones sobre manipulación electoral generaron una atmósfera de desconfianza en el proceso democrático. En particular, se denunciaron prácticas como la reducción de lugares de votación y la falta de transparencia en el proceso electoral, lo que suscitó un profundo malestar social.
El final del primer mandato de Donald Trump fue todo menos ordenado. Los acontecimientos que condujeron a la insurrección del 6 de enero de 2021, cuando el Capitolio en Washington D.C. fue asaltado, conmocionaron al mundo y revelaron una profundización de las divisiones partidistas, así como un deterioro en la confianza cívica. Se pueden destacar seis hechos graves en este contexto: la insistencia en calificar de fraude la elección sin presentar pruebas; el aumento del discurso de odio basado en la xenofobia y la misoginia; los llamamientos a la acción que incitaban a la violencia; la manipulación electoral; la falta de rendición de cuentas; y las movilizaciones radicales que minimizaban los límites del uso de la violencia simbólica y física.
El 6 de enero de 2021 marcó un hito en la historia electoral de los Estados Unidos, cuyos eventos post-electorales se comparan con conflictos que van desde el Río Bravo hasta el Río de la Plata. En los últimos tres años, hemos visto a Trump enfrentar todo tipo de desafíos, desde acusaciones de acoso sexual hasta la sustracción de documentos clasificados. La lista de eventos judiciales que ha enfrentado el magnate norteamericano es extensa. A pesar de estos obstáculos, logró la designación como candidato del Partido Republicano.
A finales de enero de 2021, escribí un artículo titulado: “Adiós a Trump, ¡nunca jamás!” Su primer mandato, de 2016 a 2021, fue un ejemplo del populismo de derecha. En 2024, se prevé que sea un año eminentemente electoral, con elecciones presidenciales en más de 100 países importantes, incluidos Rusia, India, Estados Unidos, Venezuela y México. Vladimir Putin fue el más votado en su nación, mientras que Nicolás Maduro se proclamó presidente sin mostrar las actas del proceso electoral. En Estados Unidos, el candidato del Partido Demócrata tuvo que ser relevado por la vicepresidenta Kamala Harris. El proceso electoral en América del Norte ha sido marcado como el más reñido entre los dos principales candidatos.
Es interesante observar cómo el electorado vota desde hace 91 años, recordando cómo el pueblo alemán permitió la participación política del pueblo austriaco, cuando Adolf Hitler (1889-1945) logró la cancillería en 1933. A lo largo de la historia, hemos visto a populistas, tanto de izquierda como de derecha, obtener resultados nefastos para la población.
Donald Trump, al igual que Adolf Hitler, ha logrado ascender al poder en menos de una década, y el presidente electo de los Estados Unidos consolidó un “voto duro”. En 2016, obtuvo 63 millones de votos; en 2024, se estima que alcanzará los 75 millones, incluyendo a los votantes latinos.
El rumor de que, si no ganaba Trump, surgiría un movimiento político denunciando el fraude electoral no se concretó, y se evitó el conflicto post-electoral, en favor de la democracia estadounidense. Donald Trump regresará a la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero de 2025, con más experiencia y un liderazgo respaldado por figuras públicas en la administración.
Es admirable notar que Trump tiene un discurso enfocado en la grandeza de América, denunciando los carteles de drogas y la migración ilegal, como un padre de familia cuyo deber es cuidar de su hogar. Ha anunciado la deportación de once millones de mexicanos, así como acciones contra el narcotráfico, ya que considera que su gestión será diferente a la del presidente López Obrador, quien se doblaba rapidamente a las instrucciones del Presidente Trump. Ese mismo que escribió un panfleto titulado Oye, Trump (2017) Planeta, 116 pp.
La actual administración presidencial ha expresado su sorpresa por la victoria de Donald Trump, lo que la convierte en una situación peculiar. Serán años difíciles para el presidente de México, quien seguramente tendrá que enfrentar los comentarios despectivos y provocativos de Donald Trump.
Hace 8 años la Universidad Autonoma Popular de Veracruz, publicó el libro:Trump un mundo de caricaturas por Kemchs, en 137 págninas. Esperemos una nueva edicción. https://plumaslibres.com.mx/2016/09/15/donald-trump-la-universidad-popular-autonoma-veracruz/index.html
En estas últimas semanas las relaciones diplomaticas de México con Estados Unidos, estan pasando una crisis, provocado por el gobierno mexicano. En los últimos 200 años del establecimiento de las relaciones entre ambas naciones. Al gobierno actual le ofendio la deteción del Mayo Zambada
Trump la esperanza para millones de mexicanos digno de ambos lados de la frontera, hoy los aliados del narcotrafico salen a gritar que eso es traición a la patria.