La progresiva degeneración de la especie humana se percibe claramente
en que cada vez nos engañan personas con menos talento.
Charles Darwin
Arriba Donald Trump al Gobierno de los Estados Unidos y los impactos de ese suceso son prácticamente inmediatos en nuestro país. La idea bastante generalizada en el grupo en el poder de nuestro país de que lo ofrecido o postulado por el candidato en la campaña para su segundo periodo, no era más que una postura de campaña, una narrativa que se acomodaba para conseguir votos, pero que solo en eso quedaría, cada vez se confirma más que era real y parte de su programa de gobierno.
El tiempo fue pasando y ayer mismo arrasó con la visión del “no pasa nada”, con la postura del “estamos preparados”. Hoy sabemos con certeza que si pasa algo y que no estamos preparados para enfrentarlo de la mejor manera posible, porque no nos adelantamos al suceso. Existen hoy suficientes razones para dudar de la efectividad de contar con los suficientes elementos de negociación frente a lo que tenemos que enfrentar y resolver.
Para atender la deportación que se calcula sea de miles de migrantes, se observa debilidad institucional y falta de seriedad, lo que se muestra incluso en los primeros responsables como lo es el protegido Director del Instituto Nacional de Migración del que se cuenta con carpetas judiciales por homicidio, originadas por su impericia, desdén o incompetencia. Un Secretario de Relaciones Exteriores empequeñecido que da nota con la creación de una aplicación para “salvaguardar los derechos de los paisanos”, la Secretaria de Gobernación anunciando con bombo y platillo que dará dos mil pesos para los traslados de los deportados a sus lugares de origen. Si no fuera tan trágico, daría risa ver en lo que nos hemos convertido, un país bananero.
La confianza que no logra transmitir la presidenta Sheinbaum, se acompaña de “detalles” como que no fue invitada a la ceremonia de protesta de su vecino el nuevamente presidente estadounidense. En el micrófono repite y repite que habrá negociaciones y entendimiento, pero desde que se conoció el triunfo de Trump, pareciera que no se quiso o no se pudieron establecer comunicaciones que permitieran establecer mínimos acuerdos en diálogos no solo necesarios sino urgentes. Hubiera sido preferible que la presidenta cumpliera su dicho de no prestarse a responder los discursos delirantes del próximo inquilino de la Casa Blanca. Optó por darles cabida con la soberbia de hacer llamados internos a una unidad nacional destruida por su antecesor y por ella misma con su intransigencia política y sus posiciones absolutistas sobre la posesión de la verdad y la representación del pueblo, su pueblo cuatroteista que les aplaude.
Entre populismos viviremos. Gobiernos populistas a ambos lados del Río Bravo, que solo tienen los matices de considerarse de izquierda o de derecha pero coincidentes en sus retóricas excluyentes, nacionalistas y de identidades que rompen definitivamente con valores democráticos, con conquistas de derechos y favorecen la ruptura de reglas y normas de convivencia, que dan paso a regímenes autocráticos protofascistas.
Son los actuales tiempos complejos para nuestro país desde antes del arribo de Donald Trump, pero que ahora se profundizarán. Para enfrentar las circunstancias adversas, hace falta mucho más que la continuidad de ejercicios políticos y públicos que fragmentan a nuestro país y gobernar desde un micrófono. Se requiere estatura y una visión estratégica mucho mayor y mejor de lo hasta ahora ha mostrado eso que llaman la cuarta transformación. Esperemos que pueda haber la suficiente responsabilidad institucional para mostrar algo distinto, esperemos por el bien de todos.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Oscuro mensaje para el medio ambiente planetario, el negacionismo trumpiano sobre el problema del cambio climático y el calentamiento global.