** Servicio pésimo.
**Trato déspota a los pacientes.
**Doctores, como Rogelio Kelli Díaz, sin la mínima ética profesional.
**Secretarias –algunas- malhumoradas.
Por Pedro Nícolas Mendizábal y
Andrés Hondall Ñeco.
Primera Parte de 3.
Como burbuja de jabón se rompió aquella ilusión de que México, nuestro país, a decir del expresidente de la República Andrés Manuel López Obrador, al concluir su sexenio, tendríamos un servicio de Salud, “como el de Dinamarca o el de Canada; no, mejor que el de Dinamarca”, decía.
El tabasqueño, en sus constantes mañaneras, siempre presumía y se ufanaba que pronto, muy pronto “ustedes lo van a ver, vamos a tener un servicio de salud de excelencia, el mejor de todo el mundo”
Pero mientras prometía y decía de lo que los mexicanos que requieren de la seguridad social, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, específicamente en la clínica 66, en Xalapa, Ver., el doctor o el que dice ser doctor Rogelio Kelli Díaz, quien según es egresado de la Universidad Veracruzana, al atender a sus pacientes, lo hace con tan evidente desprecio que al estar haciéndole las preguntas de rigor, se la pasa contemplando su teléfono celular, como si ahí estuviera la cura o los medicamentos que debe de recetar al enfermo.
Así, mientras el ahora expresidente se ufanaba que pronto habría un servicio de salud, de calidad, profesional, al nivel del de Dinamarca, un egresado de la Universidad Veracruzana, desde hace tiempo le estaba echando a perder la obra de teatro que desde las mañaneras se trasmitía a diario. El doctor Rogelio Kelli Díaz, olvidando cuál es su verdadera función y echando por la borda los conocimientos adquiridos en las aulas de la facultad de medicina – si es que realmente las pisó alguna vez- sin importarle el dolor o los padecimientos de los enfermos, él con su celular en la mano atendía -o eso creía que hacía- a los pacientes que le asignaban.
Al llevar la queja de los varios casos que se han generado, directamente con el director de la clínica, específicamente en el consultorio en donde atiende este mal profesionista, en la clínica 66 del IMSS, grande fue la sorpresa cuando nos comentaron que no era la primera vez que el doctor citado es reportado por estar incumpliendo y realizando tareas ajenas al trabajo para el que fue contratado y por el que, sin duda, le pagan un buen salario.
Atender a los pacientes que le son asignados, utilizando su dispositivo móvil, en el que, a decir de los pacientes atendidos, se encontraba viendo videos y revisando cuestiones en facebook ajenas a lo que la ética profesional le marca, es una total y completa irresponsabilidad, la cual deberá ser sancionada con todo rigor por parte de las autoridades del más alto nivel del Institutito Mexicano del Seguro Social.
Aún suenan las palabras del expresidente, el tabasqueño López Obrador, cuando en sus acostumbradas mañaneras, gritaba a voz en cuello que los servicios de salud serían mejor que los de Dinamarca; y más se ufanaba cuando decía que iba a existir todo el cuadro de medicamentos, “no va a faltar ni uno solo; si no lo hay, lo vamos a traer en donde lo tengan, pero no va a faltar. Para eso vamos a construir una megafarmacia”, decía. Sin embargo, los medicamentos no están, no los hay y los despachadores de la farmacia, tiene que abrir las cajas para proporcionarle a los pacientes una tabletilla conteniendo tan solo 10 ó 12 pastillas, indicándole que tiene que volver dentro de quince día o cuando se le termine la dotación.
Y tan malo es el servicio de seguridad social en el IMSS, específicamente en la clínica 66, que el doctor Rogelio Kelli Díaz y una que otra secretaria malhumorada, han echado y están echando por la borda los sueños guajiros que un día tuvo el ahora expresidente de la república.
El doctor Kelli Díaz, sin duda, a decir de los propios pacientes que han salido de su consultorio, se está pasando por el arco del triunfo el Decálogo de la Carta de los Derechos Generales de los Derechohabientes, que dice:
1.- Recibir atención Médica Adecuada.
2.- Recibir Trato Digno y Respetuoso.
3.- Recibir la Información Suficiente, Clara, Oportuna y Veraz.
4.- Decidir Libremente sobre su atención.
5.- Otorgar o No su consentimiento Válidamente Informado.
6.- Ser Tratado con Confiabilidad.
7.- Contar con Facilidades para Obtener una Segunda Opinión dentro del mismo Instituto.
8.- Recibir atención Médica en caso de Urgencia.
9.- Contar con un Expediente Clínico.
10.- Ser Atendido Cuando se Inconforme por la Atención Médica Recibida.
La pregunta es: ¿Cuántos de estos preceptos contenidos en el Decálogo contenidos en la Carta de los Derechos Generales de los Derechohabientes, ha contravenido, violentado y olvidado el doctor de marras al momento de ejercer su función como galeno?
No sabemos, porque nunca hemos ido a Dinamarca ni a Canadá, si los servicios de salud son igual a los que hay en México, con doctores que a la hora de brindar la consulta a sus pacientes, se la pasan viendo el celular, olvidando por completo el juramento hipocrático que alguna vez hicieron para cumplir con la noble función de la medicina.
No tenemos conocimiento de que algún doctor, en aquellos países, al momento de estar auscultando a un paciente o recibiendo el reporte de las dolencias que padece, se encuentre viendo su celular y con sonrisitas nerviosa que demuestran con claridad y evidencian que lo que le ocurra al paciente, le viene valiendo un soberano comino.
Una señora, enferma de diabetes, con hipertensión, con una terrible cefalea, nos comentó que, por desgracia, el día de su cita, por una extraña razón, toda vez que no le explicaron nada, su doctor familiar no se encontraba presente, por lo que fue canalizada al consultorio del Doctor Rogelio Kelli Díaz; pero – relata la señora- “desde que entré y dije buenas tardes, el galeno ni alzó la vista, mucho menos, por cortesía o educación respondió al saludo, y como vi que estaba completamente embobado viendo su celular, le dije ¿doctor ya me puede atender?, sin dejar de ver el celular, agarró el block de recetas , anotó el nombre de los medicamentos que son para la diabetes y para la hipertensión. Nunca me revisó, no me tomó la presión, no revisó los análisis que me había pedido mi médico familiar; y, después de eso, siguió viendo su celular.
Los pacientes que hicieron causa común el día en que el doctor Rogelio Kelli Díaz los atendió, solicitaron a estos reporteros que esta información se la hagan llegar a la actual presidenta de la República la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, al Director General del IMSS, Zoé Robledo, al Secretario de Salud a nivel Federal, Doctor David Kershenobich , porque el galeno déspota e irresponsable que despacha en la clínica 66 del IMSS en Xalapa, Veracruz, en un tono burlón, antes de salir cada uno de los pacientes, se atrevió a decir: ¡ah, me llamo Rogelio Kelli Díaz y si quieren ir a acusarme con quien quieran, pueden hacerlo, aquí voy a estar cuando vengan los resultados de sus reportes y quejas!
¡Vaya descaro del doctor!, dijeron indignados los pacientes.
CONTINUARÁ.
PRIMERA DE TRES PARTES.