Movimiento Ciudadano, si es un movimiento, que ha servido para que luchadores sociales, ciudadanos libres y políticos comprometidos con causas surgidas del seno de la sociedad, puedan tener un espacio de participación política que les permita competir en la arena electoral, así como tener voz y voto en los congresos locales y federal, cuando en todas partes les han cerrado la puerta, así fue posible que Layda Sansores fuera Senadora de la República, que Ricardo Monreal, Alfonso Durazo, Luisa María Alcalde, Alejandro Gertz Manero, entre otros, con el esfuerzo y los votos de su militancia, tuvieran un escaño en la máxima tribuna del país, para hacerse escuchar, defender sus ideales y mantener en ruta el proyecto político en el que ahora militan. Caso especial sería el de Marcelo Ebrard, quien en 2015, abandonado por los propios, incluido López Obrador, como antesala de un pacto que se vislumbraba desde entonces, desde Movimiento Ciudadano le tenderían la mano, para evitar fuera objeto de venganzas y oprobios peores desde la cúpula del poder, orquestados por Enrique Peña Nieto.
El Senador Dante Delgado a trazado una ruta e identidad propia al Movimiento, no depende de las ocurrencias ni el vaivén de la lucha por el poder entre el gobierno y la oposición (que les conviene), es ajeno a esa reyerta simplista de son ellos o nosotros, como Estadista que es, adoptó desde hace mucho el papel de oposición de vanguardia, de apoyar lo que sea benéfico para el país y de oponerse con gallardía y convicción a lo que pueda resultar un retroceso, ese fue el motivo por el cual en el seno del Movimiento Ciudadano, decidieron, antes que otra bancada lo hiciera, rechazar la reforma energética y dieron sus razones.
Su exitoso ejercicio de gobierno en Veracruz 1988/1992, donde convocó a la sociedad a una amplia participación en las acciones y toma de decisiones, lo acredita como un visionario de la vida pública, con ese antecedente de resultados extraordinarios, que dejó un legado de infraestructura insuperable para gobiernos posteriores, construyó una opción política, donde un mosaico representativo de la sociedad del país, analiza y delibera sobre el Nuevo Rumbo para México.
Son lamentables los adjetivos que utiliza don Álvaro Delgado, para referirse a un Movimiento legitimo y pujante, más aún los que utiliza para referirse al dirigente de la fuerza política emergente de mayor crecimiento y, que se constituye proceso tras proceso como la tercera vía que demandan los electores, Dante Delgado es el único ex funcionario público que ha ganado un juicio al Estado Mexicano por daño moral, como se puede cerciorar quien consulte el extracto de sentencia del 15 de junio de 2016, que aparece publicado, por mandato de la corte, en el portal de la Secretaría de la Función Pública, por el juicio injusto con que lo mantuvieron secuestrado en una prisión, es importante recordárselo al autor de la columna “historia de lo inmediato”, la calumnia es imperdonable, por más que quiera disimularse como algo anecdótico, es de canallas no de profesionales. Pudiera referirme con adjetivos peyorativos hacía el experimentado periodista, sin embargo, no creo que sea correcto repetir los malos hábitos de quienes escriben textos por consigna, que se monetizan con el antifaz de libres pero que cobran cada palabra que publican. Prefiero recordarle un párrafo que escribió cuando se despidió de PROCESO, y decirle, como extrañamos a ese periodista.
“En PROCESO aprendí con hechos que la libertad de expresión se ejerce a plenitud solo si se goza de la independencia de los poderes y, sobre todo, si se tiene como objetivo el supremo derecho a la información de la sociedad”
Álvaro Delgado.
JORGE MARIN BARRAGAN