*Dictadores han caído por la economía
*AMLO “claudica” y cita a comer a IP
¿QUÉ PASARIA si en reciprocidad con la actitud obcecada del Presidente Andrés Manuel López Obrador, los empresarios del País hicieran un frente común y dejarán de apoyar al Jefe de las Instituciones Federales en sus proyectos personales, y hasta incluso le devolvieran los boletos de la rifa del avión presidencial sin avión, y cancelaran otros acuerdos pactados que solo benefician a él y sus proyectos, y que cada cual se rasque con sus propias uñas?. Seguramente a AMLO no le iría muy bien –como tampoco al País en general-, porque sin el respaldo de esos que llama delincuentes de cuello blanco, conservadores, corruptos, saqueadores y enemigos de México, ninguno de sus planes avanzaría. Porque aunque López Obrador sea el Presidente de México, los empleos son generados por el sector privado micro, pequeño, mediano y macro, todos en volúmenes distintos, ya que el Gobierno solo emplea burócratas y profesores, y no a todos porque con el surgimiento de la educación privada muchos maestros son pagados por el sector privado. Tal vez el Presidente no quiere aceptar que en gran media los ingresos presupuestales del País son producto del pago de impuestos, y como muestra basta un botón: solo en Enero de este año los mexicanos pagamos 17.3 por ciento más en impuestos que los erogados durante el primer mes de 2019, de acuerdo con un reporte sobre las finanzas y la deuda pública difundido por la Secretaría de Hacienda. El comunicado detalla que ese mes los ingresos presupuestarios del sector público se ubicaron en 540 mil 300 millones de pesos, monto superior en 37 mil 800 millones a la tributación prevista. Los ingresos tributarios no petroleros ascendieron a 364 mil 600 millones de pesos, monto mayor en 10.9 por ciento real respecto al de 2019. La Secretaría de Hacienda destaca que el “dinamismo” del impuesto al valor agregado (IVA) fue por el efecto de un menor pago de devoluciones y compensaciones. La recaudación del IVA registró un aumento del 20.9 por ciento en enero pasado, comparado con el mismo periodo del año anterior.
AHORA BIEN, está claro que el Presidente Andrés Manuel López Obrador no ayudará a nadie en esta contingencia, aun cuando los empresarios han coadyuvado a la rifa del avión presidencial –sin avión- comprando boletos para cumplirle el capricho al mandatario, pero en cambio seguirá apoyando con dinero de contribuciones, fideicomisos, por venta de hidrocarburos, recortes y enajenación de bienes a la delincuencia al llamado “pueblo bueno”, a sus pobres, a ese sector de población que con tal de no perder las migajas que recibe seguirá votando por MoReNa e, incluso, hasta exigiría la reelección de AMLO en 2024 que para entonces andaría en los 71 años, lo que no sería impedimento para seguir al frente del País si consideramos que tiene Secretarios de Despacho de 83 años, como Javier Jiménez Espriú, actual titular de Comunicaciones y Transportes y otros de ese mismo calado. AMLO no distraerá dinero alguno para el sector privado, como tampoco condonará impuestos o prorrogará su pago a sabiendas de que los interesados tendrán que buscarle por su cuenta si quieren mantener las ganancias o subsistencia una vez pasada la contingencia; en pocas palabras, que cada quien se rasque con sus propias uñas pero eso sí, hay que seguirlo apoyando porque es el Presidente de los pobres, mientras que la clase media o pudiente que le haga como pueda.
UN ESTUDIO realizado por investigadores estadounidenses y alemanes en torno a 160 regímenes autoritarios en 137 países durante los últimos 60 año, revela que la economía es la clave tanto para el mantenimiento de un Gobierno autócrata como para su caída cuando las cosas vienen mal dadas. Con datos de Global Political Regimes y la económica Penn World Tables (Regímenes Políticos Globales y la económica Penn World Tables), el análisis refiere que “las privaciones económicas son sólo una de las razones por las que la gente se echa a las calles. Hay otras como la corrupción, un fraude electoral masivo, la derrota en una guerra o las violaciones de derechos humanos. Pero una crisis económica se ha mostrado como el mejor predictor para el cambio de régimen”, según detalla el experto del Centro de Investigación en Ciencias Sociales (WZB) de Berlín, Christoph Stefes. En ese tenor, la caída como un dominó de las dictaduras latinoamericanas de los años 70, el colapso del bloque soviético en los 80, la ola democratizadora en el sur de Asia en los 90 y la Primavera Árabe se produjeron en un contexto de profunda crisis económica interna o global. Y es que el desplome de un régimen dictatorial raramente resulta en una transición a la democracia, según concluyen los expertos en la primera versión de su estudio publicado en Contemporary Politics.
EL ESTUDIO refiere que la dictadura no es buena para la economía. Más bien, todo lo contrario. Según los investigadores, después de 10 o 15 años, la economía de los estados totalitarios se encamina inevitablemente a un declive que se caracterizará por el estancamiento y la creciente inflación. Sin embargo, los dictadores llegan al poder usando al pueblo y atacando a los gobiernos constituidos. Adolfo Hitler estaba entre esos que se manifestaban en contra del gobierno de la República de Weimar. Se unió al Partido de Trabajadores que, en Febrero de 1920 se convirtió en el Partido Nacional Socialista de Trabajadores (NSDAP, por sus siglas en alemán), nombre que luego fue abreviado a Nazi. Ese partido ofrecía un coctel de nacionalismo, socialismo, anti-semitismo y anti-capitalismo (cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia). El principal talento de Hitler parecía ser la de componer discursos, así que empezó a dar discursos que agradaban a los alemanes “resentidos y desilusionados” con el resultado de la guerra y de gobiernos anteriores. Denunció a los judíos, a los capitalistas y a otros supuestos villanos prometiendo reconstruir la grandeza de Alemania (insistimos: cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia). El historiador Ian Kershaw observó que “Sin una guerra perdida, sin una revolución y sin un sentido predominante de humillación nacional, Hitler hubiese seguido siendo un don nadie”.
EN FIN, AMLO seguirá quedando bien con ese pueblo que con justificada razón guarda resentimiento a los malos gobiernos del PRI y del PAN, a los que culpan de su pobreza, aunque jamás harán un alto en el camino para observar los beneficios que, también, los hubo, aunque sin duda hay que reconocer que la corrupción fue a tal grado en algunos casos que muchos de los malos gobernantes deberían estar en prisión, y acaso es lo que debería hacer AMLO en vez de seguir insistiendo en la atomización de los mexicanos, con el mismo trillado discurso que, por otra parte, al igual que a los dictadores le ha dado buenos resultados para mantenerse y mantener el poder.
COMO FUERA, AMLO al parecer recapacitó y ayer mismo cito a comer a varios empresarios a Palacio Nacional, o alguien le hizo ver que si ese sector –que maneja el capital- le da la espalda, a México le va a ir muy mal, y al Presidente peor. A ver pasa. OPINA carjesus30@hotmail.com