Recién estrenado don Fernando Gutiérrez Barrios como gobernador, en 1986 la vida diaria de los vecinos de la colonia 2 de Abril, en Xalapa, se alteró.
Después de que su antecesor Agustín Acosta Lagunes había comprado la hoy Casa Veracruz, de hecho, don Fernando fue el primero en habitarla (él y su esposa Divina Morales la llenaron de deshumidificadores porque, tanto tiempo abandonada, estaba llena de humedad; fueron los primeros que empezaron a darle calor).
La vida de los vecinos se alteró por la llegada de sus “ayudantes”, o guardaespaldas, los que cuidaban su seguridad personal y la de su familia.
Recuerdo a aquellos guarros, arbitrarios, prepotentes, abusivos, que querían que los vecinos les despejaran las calles para que ellos pudieran pasar de inmediato.
En esta columna denuncié el abuso, y, para mi sorpresa, don Fernando los mandó traer y los puso como trapeador de baño de cantina.
Les dijo que si se les hacía tarde para llegar a su trabajo, que entonces se levantaran más temprano, pero que por ningún motivo causaran molestias a los vecinos. Santo remedio.
Don Fernando, que llegaba precedido de fama de duro por haber estado al frente de la entonces Dirección Federal de Seguridad, resultó un vecino pacífico.
No fue sino hasta 18 años después, con la llegada del gobernador Miguel Alemán Velasco, cuando algunos guaruras a su servicio empezaron a molestar a los jóvenes de la colonia porque dizque los veían “sospechosos”, y no querían que pasaran frente a la Casa. Se lo comenté a al licenciado Alemán y puso remedio (él fue quien la bautizó como Casa Veracruz).
Ni con Dante Delgado ni con Patricio Chirinos, como tampoco con Fidel Herrera y Javier Duarte hubo problemas con sus pistoleros (todavía cuando la vivía Dante, en ocasiones mientras platicábamos en el jardín veíamos pasar ratas del tamaño de un conejo; la sembró de trampas y buscó expertos en exterminarlas; luego pasarían por ahí, con otros gobernadores, ratas, pero de dos patas).
Quise hacer este pincelazo de la Casa Veracruz, alguna vez de Gobierno, y sus distinguidos huéspedes, porque todo indica que, en cosa de diez días, o menos, llegará a trabajar ahí, acaso algunas veces a pernoctar, la primera mujer gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle.
Los vecinos lo han advertido por el movimiento de trabajadores que se ha estado dando en las últimas semanas alrededor del inmueble y en las calles adyacentes, lo que ha hecho recordar a los moradores de las colonias circunvecinas al gran vecino que fue Dante. Hasta la fecha lo extrañan.
En columna anterior comenté que empezaron por arreglar el empedrado de las calles Guillermo Prieto y 24 de Febrero, a las que da la residencia. Después pintaron de amarillo los bordes de las banquetas de las calles de la colonia 2 de Abril, en la que se ubica. A continuación, siguieron con la revisión del alumbrado y la pintura de postes. También han limpiado de maleza las banquetas y las mantienen muy limpias. Tenía años que la zona no lucía como ahora.
Sin duda, están tratando de embellecerla para que presente la mejor cara (ahí estuvieron en actos oficiales los presidentes Vicente Fox y Enrique Peña Nieto).
Dante resultó un excelente vecino. Mandó a empedrar las calles de la colonia que no tenían pavimento (con artesanos pedreros de Xico), dispuso arreglar algunas casas de vecinos en extrema pobreza y les construyó sus bardas, que ordenó pintar, periódicamente invitaba a desayunar con su esposa Teresa Morales a las señoras de la colonia, y en Navidad, en la calle Guillermo Prieto, quebraba piñatas con niños vecinos y sus padres, y les repartía bolsas de dulces y antojitos. Todo mundo se le podía acercar y los pequeños le hablaban de tú, a ese grado llegó el nivel de confianza que se estableció entre las partes.
Hacía, pues, por lo menos 32 años (dejó la gubernatura en 1992) que del lado oficial la colonia no recibía una manita de gato. Al menos ese sería un primer beneficio que los vecinos adjudican ya a la señora Nahle, quien seguramente cuenta con todo el apoyo del ayuntamiento que preside Ricardo Ahued, para la tarea.
Si bien años más tarde Fidel Herrera intentó repetir aquel trato de Dante con los vecinos, no lo logró del todo, y ahora los residentes esperan que Rocío resulte una buena vecina, al menos que vigile que los guarros que la cuidan los traten con respeto y no intenten atropellarlos con su prepotencia, que varios de ellos ya son viejos conocidos porque sirvieron a gobernadores anteriores.
¿Bendición o maldición tener de vecina a una persona tan importante, como quien será la primera autoridad de Veracruz? La vida por el rumbo se va a volver a alterar, sin duda, aunque seguramente habrá más vigilancia. Es posible que los pequeños comercios se activen y vendan más, aunque las angostas calles, muchas empedradas, se convertirán en estacionamientos obligados. Habrá que pagar un costo por tener de vecina a la gobernadora. Eso sí, pocos podrán presumir de tener tan alto privilegio.
La sana distancia en Morena, pareciera que va en serio
Comenté ayer que es posible que el próximo viernes 23 la gobernadora electa Rocío Nahle anuncie el retiro temporal (por seis años) de su partido, para dedicarse a gobernar para todos los veracruzanos.
Es posible que asista a la Sesión Extraordinaria del Consejo Estatal todavía como militante, porque ya como gobernadora constitucional no lo podrá hacer una vez que la propia presidenta Claudia Sheinbaum puso distancia de por medio una vez que rindió protesta constitucional.
Al paso de los días, el columnista tiene claro, y quiere dejar constancia de ello, incluso a manera de rectificación, que contra lo que inicialmente se pensó que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez había sido excluido de la “asamblea informativa” del pasado 9 de noviembre en Boca del Río, en realidad no asistió porque ningún gobernador en funciones ha asistido a las reuniones que han encabezado los nuevos dirigentes nacionales en las diferentes entidades del país.
O sea, al menos en la forma han tomado en serio la línea que les tiró la presidenta de no convertir a Morena en un partido de Estado, y de ahí que se piense que Rocío se despedirá de los consejeros representativos de la militancia en la sesión del día 23, o bien anunciará su retiro partidista cuando rinda protesta el 1º de diciembre.
Eso lleva a pensar también que entonces la dirigencia, una vez reestructuradas sus carteras, no Nahle, al menos en las formas, no permitirá la postulación de familiares de los actuales presidentes municipales para que los sustituyan, que fue otra línea que dio Sheinbaum.
Los demás partidos seguramente han de tomar nota de lo que está sucediendo en Morena, pues si se anclan en sus viejas prácticas (como en el PT, donde su dirigente Vicente Aguilar quiere seguir imponiendo solo a sus familiares), sus militancias, el electorado, les darán la espalda.
Fueron tantos años de dependencia que tuvo el PRI con el gobierno que prácticamente se convirtió en una cultura, de ahí que resulte difícil creer que Morena de verdad dejará de ser un partido de Estado. Por lo menos lo están intentando, lo cual ya es un buen principio, y tiene que reconocérseles.