Jalisco es un campo de exterminio * El CJNG, impune gracias al “abrazos, no balazos” * Demencial, atacar a los colectivos * Jaime Quintanilla, obsesión por las escrituras apócrifas * Enésimo fracaso de Liliana Orantes * Peña, Pintos, David Aguilar y Quintanilla, años fraguando cómo destripar el presupuesto
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Publicada en mussiocardenas.com
24 de marzo de 2025
Teuchitlán es dos, tres, cuatro Ayotzinapas, o más; la multiplicación del horror, la muerte, los calcinados, el saldo de los “abrazos, no balazos”, el empoderamiento del crimen, la colusión entre el narco y la Cuarta Transformación.
Y como en Ayotzinapa, la negación del Estado, la revictimización de los desaparecidos, el ataque a los colectivos, a las madres, a los padres buscadores. Y el uso del aparato policial para dilación de la justicia, para prolongar el olvido.
Teuchitlán, quiéralo o no, sí es el Talón de Aquiles de Claudia Sheinbaum, y de la Narco4T, y de López Obrador.
No son 43 desaparecidos, ni 200, ni 400. La tragedia de Teuchitlán no se reduce al Rancho Izaguirre sino a un área extensa, en decenas de municipios, en las cercanías de Guadalajara, en la periferia de Jalisco, y fuera de Jalisco también, con múltiples campos de adiestramiento y exterminio, escuelas del crimen, donde para vivir hay que matar y desollar cuerpos, desmembrar cuerpos, calcinar cuerpos, o simplemente morir.
Teuchitlán, así borren las huellas, es un nuevo Ayotzinapa. Quizá peor. Es la estampa de horror, la barbarie con que el Cártel Jalisco Nueva Generación opera en la impunidad.
Y es el silencio, la inacción, el disimulo, la implicación del gobierno emecista de Enrique Alfaro y el amasiato del obradorismo con la delincuencia, la protección demencial de Andrés Manuel, el orate perverso de los “abrazos, no balazos”, el encubrimiento de Sheinbaum a su antecesor que tarde o temprano habría de reventar. Y ya reventó.
Teuchitlán impactó por la exhibición de ropa, los 154 pares de zapatos, las 59 blusas de mujer, las mochilas y las gorras, los cuadernos de registro con los nombres y apodos de las víctimas, los reclutados a fuerza, los engañados que fueron por un trabajo y hallaron la muerte o la desaparición.
Son más de mil 300 objetos hallados en aquello que los colectivos de buscadores categorizan como campo de exterminio y que alarmó a la presidenta, a la Narco4T, al obradorismo, porque Teuchitlán va a ser, quiéranlo o no, el signo de esa colusión.
Impactaron los videos del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco y sus dichos, unos ciertos, otros falsos; los restos humanos hallados en el Rancho Izaguirre, los vestigios de lo pudieran haber sido piras, hogueras que hicieron las veces de hornos para calcinar a las víctimas.
Cimbraron las palabras de las víctimas de la tortura que de milagro lograron huir, porque en una escaramuza con las fuerzas policíacas sus captores murieron y ya nadie los pudo hallar. Y una vez libres, fueron –son– los informantes que dieron pistas clave a los colectivos que hallaron y detonaron el caso Teuchitlán.
Y mientras Sheinbaum y los bufones de la 4T desdeñan a las madres buscadoras y rechazan el campo de exterminio.
Teuchitlán movió a una nación. Hizo prender veladoras, acudir a las plazas, visibilizar a los colectivos de familiares de desaparecidos, retumbar en cada rincón de México y exhibir, sobre todo exhibir, que el régimen les da la espalda. Y evidenció a la Narco4T.
Desquició a la mafia cuatrotera ver al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco mostrando la ropa, los zapatos, las mochilas. Y la fotografía de decenas de zapatos de presuntos reclutados muertos se haya comparado con la imagen de los zapatos de los judíos en el campo de exterminio de Auschwitz, el símbolo de la barbarie nazi.
Le pudo a la presidente Sheinbaum sentir la indignación nacional y la condena mundial. Si el narco destaza a sus víctimas es porque no hay autoridad.
Si el narco desaparece a sus víctimas es porque la ley no es la ley.
Si el narco calcina o disuelve en ácido a sus víctimas es porque Andrés Manuel lo cobijó.
Y avasallada por el escándalo, Sheinbaum pierde la razón. La oposición, dice, es “hipócrita”, la oposición es “carroñera”. Y paga –según ella– 20 millones de pesos en una campaña en redes sociales para desprestigiar a la Narco4T.
Y suelta una más: “No construiremos verdades oscuras sobre Teuchitlán”.
Por una foto, dice la presidente, no se puede suponer que el rancho Izaguirre era un campo de exterminio. Un campo de adiestramiento sí, pero no uno de exterminio. Y se empeña en fijar el argumento de que el tema es del fuero común (Fiscalía de Jalisco) y no del fuero federal (gobierno de López Obrador).
Los tiempos no le dan. En 2019 ocurrió el primer hecho: tres cadáveres en el rancho Izaguirre y nada más.
En septiembre de 2024, aun siendo presidente Andrés Manuel López Obrador, un nuevo suceso: 10 detenidos, dos secuestrados liberados, armas de uso exclusivo del Ejército y restos humanos.
Intervino la Guardia Nacional y delegó el caso a la Fiscalía de Jalisco, que no resguardó la propiedad, que incurrió en 15 faltas al protocolo, como reseñó el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, imputándole toda la responsabilidad.
Craso error. La responsabilidad es compartida. La Guardia Nacional debió elaborar el reporte de lo hallado y remitir el caso Teuchitlán a la Mesa para la Construcción de la Paz, enterando al Ejército, Marina, fiscalías, alcaldes y gobernador, como refiere el protocolo. Más allá de los ingredientes del ámbito del fuero común, es caso de delincuencia organizada, que es de índole federal.
Y el senador Gerardo Fernández Noroña tira lodo. Que haya zapatos en el rancho Izaguirre no implica que sean de los desaparecidos ni que sea un centro de exterminio.
Y Gertz Manero fabrica un narco tour a Teuchitlán, con prensa y madres y padres buscadores que sólo encontraron una propiedad sin una sola evidencia, los zapatos y la ropa resguardados por la Fiscalía de Jalisco. Todo había sido barrido.
Hay algo contra lo que la Narco4T no tiene argumento: los testimonios de reclutados que lograron escapar del rancho Izaguirre, los que aportaron su versión a los colectivos, los que dieron las pistas para hallar el centro de exterminio.
Quizá no fueron 200 o 400 calcinados ahí, pero sí en los cientos de centros de reclutamiento, tortura y exterminio que hay en la periferia de Jalisco, donde el Cartel Jalisco Nueva Generación tiene el control territorial.
Es un espectáculo ver a la Narco4T intentando ocultar que en México hay campos de exterminio de la delincuencia. Tanto los cobijó López Obrador que así iba a ser.
Aquellos que gritaban “fue el Estado” cuando detonó el caso Ayotzinapa, que lucraron con la muerte de los normalistas y que jugaron con la sed de justicia, hoy rechazan que en Teuchitlán sea el Estado el que encubrió la existencia de un campo de exterminio.
La carroñera, pues, es la Narco4T.
METADATO
En Jaime Quintanilla, clonar documentos ya es enfermizo. Lo hizo cuando exhibió en juicio dos sentencias para agenciarse la afectación de un terreno en lo que hoy es inacabado Libramiento Vial, casi a la altura del Sporting Club, del orden de 7 millones de pesos. Su abogado, Cosme Atonantzin Cruz Cruz, llevó el juicio y obtuvo la certificación de las dos sentencias de parte del entonces secretario de juzgado, hoy juez, Cristóbal Hernández Cruz, futuro magistrado gracias a los enredos entre los Quintanilla y la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García. Pero las sentencias correspondían a juicios por pensión alimenticia y divorcio, como acreditó el abogado Homero Gutiérrez Melchor., representante de la empresa Simymsa, la cual al final cobró a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes la afectación, aunque sin que a Jaime Quintanilla se le hubiese fincado responsabilidad. Aquella trastada provocó algo demencial: una orden de aprehensión contra Jaime Quintanilla Garza, padre de Jaime y Arturo Quintanilla Hayek, que por fortuna no se ejecutó. Y todo por las trastadas de su hijo Jaime. Hoy, el escenario se repite: una escritura apócrifa, una empresa denominada Delta y el embarcado es Arturo Quintanilla Hayek, compadre de la gobernadora zacatecana de Veracruz. El edificio propiedad de Empresas Zavala, rentado al Poder Judicial de la Federación, sujeto a embargos bancarios, juicios mal sustentados por Banamex, tiene a Arturo Quintanilla con un pie en los tribunales. Y a Jaime también… Enésimo fracaso político de Liliana Orantes Abadía. El PAN no la quiso de candidata a la alcaldía de Coatzacoalcos. La bateó. Hay un cúmulo de antecedentes, anécdotas, su paso por cinco partidos políticos, sus habituales polémicas, lo que se cuenta de ella en los medios de comunicación, el costo que tendría para el panismo su eventual candidatura. Reprobó la prueba del ácido. Liliana Orantes soñó con un imposible. Se vende como la concordia hecha persona y su actuar es diametralmente opuesto. Solía hacer contracampaña al PAN-PRD en 2018; se metió al PVEM y lo detonó por dentro; fue un fiasco cuando vistió los colores de Movimiento Ciudadano; intentó insertarse en el PRI y la repelieron; contendió por la alcaldía de Coatzacoalcos en 2021 bajo las siglas del efímero partido Todos por Veracruz, creado por ex priistas, y alcanzó una mísera votación. El panismo, que la conoce de sobra, la dejó participar en la interna y al final la desechó. Y de buenas primeras, la que intentó ser candidata opositora a Morena es ubicaba como virtual candidata del Partido del Trabajo a la alcaldía de Coatzacoalcos. O sea, candidata oficialista bis. Con Liliana Orantes siempre es la misma historia. Donde va, hay caos… ¿Quiénes son los cuatro alegres compadres que desde hace 30 años soñaban con destripar el presupuesto de obras de Coatzacoalcos, y lo lograron? David Aguilar, Miguel Pintos, Arturo Quintanilla y Pepe Peña. Al hogar de David Aguilar, en la avenida Tamaulipas, colonia Petrolera, solían llegar Pintos Guillén, hoy diputado local y ex secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos; el empresario Arturo Quintanilla Hayek, y José Luis Peña Peña, alias Peña Peña, el marido incómodo de Norma Rocío Nahle García, la zacatecana que mal gobierna Veracruz. Se propusieron que destriparían el presupuesto de obras de Coatzacoalcos y lo han hecho desde 2018. Y ahora comienzan a destripar el del gobierno estatal…
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