*Al ex gobernador y colaboradores los perdió la soberbia
*Karime lucharía porque le den asilo político en Londres
Javier Duarte de Ochoa tuvo todo para trascender en la vida pública, para colarse en los grandes círculo de la política ya fuera a través del PRI o del Partido Verde Ecologista de México dada la amistad que le unía con el ex Gobernador chiapaneco, Manuel Velasco, con los hijos de Fidel Herrera Beltrán que tienen el control de ese instituto y hasta con el llamado “niño verde”, Jorge Emilio González Martínez, pero decidió perderse en la soflama de sus nuevos “amigos”, los que lo usaron para ascender en el poder y al final lo dejaron solo, los jóvenes “maíz de palomita” (que con meterlos 3 minutos al microondas ya están listos), y ahora debe pagar las consecuencias de sus actos, algunos tan graves como la acusación por desaparición forzada de personas, en este caso 19 cuerpos encontrados en una barranca en El Encero municipio de Emiliano Zapata, delito por el que la Fiscalía General de Justicia del Estado lo acusa, y en Diciembre del año pasado le cumplimentó una orden de aprehensión, y aunque todo parecía pan comido para el oriundo del puerto de Veracruz pero avecindado en Córdoba (ahora en el reclusorio Norte), las cosas se le han comenzado a complicar, pues se tiene informes que el Presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene la menor intención de que abandone la cárcel ya que lo considera el arquetipo de la corrupción, y darle la libertad –cuando purgue su condena de 9 años tras declararse culpable de los delitos de asociación delictuosa y lavado de dinero- sería tanto como aceptar que su Gobierno perdona a los corruptos, cuando el combate a ese delito es su principal bandera.
POR LO pronto el pasado martes, a Duarte de Ochoa –cuya ex esposa Karime Macías Tubilla se encuentra con un pie en el avión que la traerá extraditada a México por un presunto fraude superior a los 112 millones de pesos de no lograr el asilo político por el que lucha en Londres-, el Juzgado Octavo de Distrito de Amparo en Materia Penal con sede en la Ciudad de México le negó el amparo que suspendería de forma definitiva la orden de aprehensión en su contra por el delito de desaparición forzada, siendo notificado de ello en el reclusorio Norte donde se encuentra preso. El documento que le abre la posibilidad de seguir en prisión sostiene: “se niega la suspensión definitiva solicitada por Javier Duarte de Ochoa, en contra de la orden de aprehensión y/o comparecencia y/o localización y/o presentación y su ejecución, que atribuyó al Juez de Proceso y Procedimiento Penal Oral de Acayucan, Veracruz y otras autoridades”, y la resolución constituye la tercera ocasión que un juez federal le niega un amparo para suspender la orden de aprehensión en su contra, por lo que, de no ocurrir otra cosa, Duarte podría ser juzgado por el gobierno de Veracruz, donde se inició la carpeta de investigación por el delito de desaparición forzada de personas en su contra, y esta vez ni el “paciencia, prudencia, verbal continencia…”, mantra utilizado Duarte cuando fue aprehendido en Guatemala lograron impedir que los jueces hayan emitido sendas resoluciones en su contra. La primera, relacionada con su posible extradición a México, y el segundo, luego de que un juez federal rechazó –es la tercera vez- conceder una suspensión definitiva al jarocho.
LOS ABOGADOS del ex gobernador pretendieron echar abajo una orden de aprehensión en su contra, la cual fue librada por un juez veracruzano, y con esa decisión, el impartidor de justicia da pie para que se le juzgue a nivel local. Y como seguramente los defensores de Duarte apelaran la decisión, el asunto pasaría a manos de un Tribunal Colegiado quien determinará si confirma, modifica o revoca el fallo del juez federal. Al respecto, habría que recordar que la Fiscalía General del Estado involucra al ex gobernador con el hallazgo de los restos de 19 personas en la barranca conocida como la Aurora, en el municipio de Emiliano Zapata, y aunque antes que el estuvieron presos varios ex colaboradores por el mismo tema, lo cierto es que hay versiones de que al menos dos terminaron por empinarlo, argumentando que solo seguían las instrucciones del entonces gobernador.
POR ELLO, decíamos al principio que Javier Duarte tuvo todo para trascender, pero prefirió el mal camino, alentado de paso por la soberbia, esa condición humana que te transforma y te hace despreciable. Ese discutir con alguien que rara vez admite sus errores y desprecia cualquier argumento ajeno, lo que puede llegar a ser desesperante, porque las personas soberbias (te lo digo Cuauhtémoc para que lo entiendas Cuitláhuac) muchas veces se creen ‘todopoderosas’, quieren alimentar su ego a costa de los demás y suelen tener problemas en el entorno social como Javier Duarte que llegó a lo más alto de su carrera en el Estado y se convirtió en un arrogante y soberbio. Aunque tampoco es privativo de los políticos; se da en periodistas, deportistas, empresarios o cantantes, por solo citar a algunos que un día probaron las mieles del éxito y hoy no hay quien les baje de su pedestal. Aires de suficiencia, exaltación del yo y menosprecio hacia los demás son algunos de los síntomas. “Se convierten en personas megalómanas porque creen que han alcanzado su ideal”, explica el psicólogo clínico Guillermo Blanco. “No son conscientes de sus propias limitaciones. Perciben una realidad distorsionada”, refiere y deja en claro que quien cae en las redes de un soberbio a menudo dificulta la comunicación con su actitud egocéntrica, porque cuando no se habla sobre sus logros o éxitos no sienten interés, ni comodidad y se distancian.
JAVIER DUARTE terminó en la arrogancia, en el desprecio hacia los demás, y aunque al final del caminó busco rectificar ya estaba con el lodo en el cuello, en las arenas movedizas de la corrupción a la que arrastró a su propia familia, a la que entregó cientos de placas para taxis (se habla en números someros de hasta 1 mil 500 juegos), además de involucrar a quienes debería estar al cuidado de sus hijos y que ahora enfrenta un juicio de extradición que podría traerla a México para ser juzgada: su ex esposa Karime Macías Tubilla, la hija del soberbio Tony Macías, el hombre que llegó a traer a su servicio hasta a 25 guardaespaldas por instrucciones de su entonces poderoso yerno ahora en prisión.
EN SUMA, Javier Duarte, de no prosperar la apelación que sus abogados realizan a los amparos que ya le fueron negados para ser aprehendido y juzgado por desaparición forzada de personas en Veracruz, podría ser trasladado al Penal de Pacho Viejo en Coatepec, el reclusorio que utilizaba como casa de seguridad para cometer toda suerte de tropelías contra quienes consideraba adversarios. Bien dicen los filósofos: La ceguera ante los propios defectos en muchas situaciones nos lleva a justificar todos nuestros errores y echar culpas a terceros. Yo nunca fracaso, y si lo hago es culpa del otro”. Así las cosas…OPINA carjesus30@hotmail.com