La foto es elocuente, habla por sí misma. El personaje central aparece en el medio exacto de un semicírculo. Ellos están de pie. Todos apuntan sus armas en contra de un resignado ser humano. Lo obligan a leer un comunicado redactado por sus captores. Luce indefenso. Sin resistencia. Es la foto del dominio totalitario que vacía de sentido al personaje dominado.
Además, se trata de una mujer. Una pobre maestra jubilada que se ganaba la vida como taxista. Una mujer que no recibió ni el apoyo en desplegados, ni los desgarros de vestiduras por parte de los grupos de feministas que pululan en todo el país.
Estos grupos de protesta de género fueron canalizados a fustigar, a desgarrarse las vestiduras con un distractor sin relevancia en estos momentos aciagos que vive el país. Criticaron la visión personal de un jugador de futbol sobre su concepto de las relaciones hombre-mujer. Los correos del Chicharito contenían juicios que no son compartidos por las feministas ni por los hombres modernos, pero que son nada más sus juicios personales.
Desde luego no repetiré los juicios de la señora gobernadora sobre esta situación. El análisis con punzantes ironías de Armando Ortiz es suficiente para enmarcar estas desafortunadas declaraciones de la mayor autoridad política de Veracruz.
Sí me sirve como metáfora la humillante y desgarradora situación que vivió la maestra taxista, para proponer la escena de esa fotografía como metáfora de la situación que vive el país en los días que corren.
Esta fotografía puede representar la sociedad sin nombre, humillada bajo la mirada de un gobierno autócrata ligado con los grupos criminales, con los militares, con los hombres de negocios mexicanos, los de las grandes fortunas. Sociedad, indefensa, resignada: secuestrada frente a nuestros propios ojos por un grupo de poder autoritario que para obtener el Poder hizo alianzas con todos los grupos que le permitieran llegar a la cúspide del poder político: es una triste fotografía de la Patria. Sus captores la tienen de rodillas. Son los grupos que llegaron al Poder para hacer una supuesta Cuarta Transformación.
Estamos en el país del dominio de los conquistadores. Sus conductas, incongruentes con las realidades que viven, es el resultado de su visión del mundo. Para ellos existe una verdad: conquistaron el Poder, no lo obtuvieron por un juego democrático, con el respaldo de solo una fracción de la población mexicana. Usufructúan el Poder como el resultado de una larga batalla en contra de los liberales. De los neoliberales. De los fifís. De los adinerados irresponsables. De los indiferentes con el dolor y desgracias de las mayorías empobrecidas.
¿Cuál es su comportamiento? El de los victoriosos de una cruzada. Por esta razón su discurso se compone con frases que expresan su ideología, no la realidad que viven. Su discurso es una gran máscara que presentan a la sociedad: ellos dicen de sí mismos que viven con austeridad, sólo ellos hablan con la verdad, ellos nunca roban, para ellos, por el bien de todos, primero son los pobres.
Tratan a sus adversarios como los enemigos vencidos de la batalla. Poco les importa que algunos de ellos reciban el trato de esclavos por parte de los grupos criminales. Construir así una nación digna es imposible. No puede haber una “transformación de las conciencias” cuando se gobierna con mentiras, con falsedades, con hipocresía.
Por eso es evidente, para los que no comulgan con la visión de los victoriosos, el comportamiento incongruente de los morenistas en todos los aspectos de la vida real. Y también vemos que los victoriosos se creen sus mentiras porque para ellos su visión ideológica les hace creer que en verdad ellos son diferentes, son honestos, son puritanos, son humildes, no mienten, no roban, no mienten al pueblo.
Para comprobar sus incongruencias están las conductas y declaraciones del presidente del senado, el señor Gerardo Fernández Noroña. O las declaraciones del presidente de México, o las de la gobernadora de Veracruz. Todos viven en los supuestos de “los otros datos”, en las creencias de que verdaderamente pueden cambiar para bien las conductas de los mexicanos con sólo decirlo, pues ellos “son diferentes”. Hacen ahora lo que tanto criticaron de sus adversarios del PRI y el PAN y por cuestiones ideológicas se la pasan viendo su ombligo mientras se empeñan en vivir de espaldas a la realidad de las exigencias de la vida moderna, que se imponen a nuestro país desde el exterior.
Estamos en un país secuestrado por las acciones ideológicas de la clase dirigente. Y más doloroso aún: la sociedad mexicana vive secuestrada por el crimen organizado que poco se diferencia de las estructuras de poder político y gubernamental.
Secuestrada nuestra sociedad debido a la enorme traición del grupo en el poder, que se alió con indiferencias, disimulos, permisividades y claros pactos con el crimen organizado.
Y así seguirá México mientras no seamos capaces de construir nuevas élites, con fuerte educación superior, que no vean el Estado como fuente primaria de riqueza, con una visión moderna de la realidad del país, que se invente o se cree desde México.
Los morenistas se pasean desnudos y no se dan cuenta. Se comportan peor que los Mirreyes, los juniors de las élites mexicanas. Como carecen de abolengo y es la primera vez que se pueden hacer de grandes fortunas, sus conductas recuerdan a los Beverly de Peralvillo, o de Zacatecas o de Villahermosa. Nuevos ricos que enseñan de inmediato el cobre con sus conductas carentes de refinamiento.
Son los incongruentes, lo mismo si son feministas que si son hombres de negocios o funcionarios que hacen el ridículo en el extranjero, que temen ir a los Estados Unidos por aquello de que los puedan expulsar o peor encarcelar y se van a Europa en donde sus toscas conductas los delatan como ricos sin cultura.
francisco.montfort@gmail.com