*Van 69 asesinatos en el actual proceso y siguen
*Veracruz no escapa a crímenes y persecuciones
TEÓLOGOS, FILÓSOFOS, historiadores, politólogos y sociólogos, entre otros Tomás de Aquino -principal representante de la enseñanza escolástica y una de las mayores figuras de la teología sistemática- vieron la violencia política como una opción para alcanzar el orden y la consecución del poder. Aquino autorizó en el siglo XIII el levantamiento popular contra los gobiernos tiránicos, y en el siglo XVI el Florentino Nicolás Maquiavelo –autor de El Príncipe-, para quien la razón de estado justifica a veces realizar el mal menor para evitar el mal mayor, y la crueldad puede estar justificada en un buen gobierno ya que la política es una realidad ajena a toda moral, si es que es a hombres a los que hay que gobernar, se pronunciaba en ese sentido. En el siglo XIX, Karl Marx afirmaba que “la violencia es la comadrona de la Historia” y, por lo tanto, está autorizada por la lucha de clases y el materialismo histórico, y su amigo y seguidor Friedrich Engels –autor del Manifiesto del Partido Comunista, entre otros-, escribió al respecto un ensayo no concluido, “El papel de la violencia en la Historia” (1888). También estudió ese fenómeno el sociólogo Georges Sorel en sus Reflexiones sobre la violencia (1908), autorizando en cierta manera el Terrorismo de fin político y social. “La legitimidad de la acción política violenta le ofrece a posteriori el éxito de la misma”, o como escribió Pedro Calderón de la Barca en “La vida es sueño”, cuando en la tercera jornada estalla la guerra civil: “a batallas tales / quienes vencen son leales / los vencidos, los traidores”.
LA BREVE introducción trata de mostrar como la violencia ha estado presente en la política a través de los tiempos, y aunque el fin justifica los medios, según la frase atribuida al padre de la Ciencia Política Moderna, Nicolás Maquiavelo, lo cierto es que en estos tiempos que se supone son de mayor civilidad se ha pasado de violencia verbal a la barbarie, a tal grado que diputados, alcaldes y ex alcaldes, políticos, activistas y hasta jueces representan el saldo de esa mal entendida confrontación que debería ser de ideas y que, en México, por el contrario, ya sea por la acción de grupos de poder políticos o, incluso, de la delincuencia organizada que busca imponer sus afiles, los asesinatos se han desbordado enlutando hogares y atemorizando a electores. Tal parece que esas muertes violentas representan el costo y riesgo permanentes de ejercer la política en aquellas Entidades marcadas por la violencia, a la que no escapa Veracruz, y en las que habrá cambio de poderes locales en junio.
LA ORGANIZACIÓN Etellekt –una de las que lleva el conteo de esas deleznables acciones-, revela en su informe de Abril sobre violencia política 68 asesinatos y 262 agresiones a candidatos, sin embargo, con el crimen de Francisco Gerardo Rocha Chávez, alias El Batata, candidato del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) por la diputación local del distrito 15 y ex futbolista del equipo Correcaminos, la cifra de crímenes sube a 69. El aspirante fue hallado sin vida la madrugada del sábado en la colonia Ignacio Zaragoza derivado de un reporte que alertaba sobre una persona sin vida dentro de un automóvil, en la colonia mencionada. Y aunque la Fiscalía indica que las primeras indagatorias refieren que el crimen estaría relacionado con situaciones de carácter personal, sin vinculación a cuestiones político electorales, eso tendrá que corroborarse con la investigación. El Gobierno Federal, por su parte, tiene un reporte de 117 candidatos, 71 hombres y 46 mujeres que habrían sido amenazados o agredidos de cara a los comicios de junio.
VERACRUZ NO ha escapado al fenómeno de la violencia que amenaza agudizarse a medida que se acerquen las elecciones, incluso con detenciones de políticos –algunos con largos y nebulosos antecedentes pero presentados como “blancas palomas” y otros, en afecto, víctimas de una persecución que no justifica ni siquiera el riesgo de derrota-. Dicen los estudiosos del fenómeno que la violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos de todo el mundo para lograr objetivos “políticos”, esto es, relacionados con los siguientes poderes: legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. Se trata de un concepto habitualmente utilizado en Ciencias sociales y políticas que hace referencia a destrucciones o atentados físicos contra objetos, instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y víctimas, puesta en escena y efecto poseen una significación política y tienden a modificar el comportamiento de los protagonistas en una situación de negociación mediante una coerción consumada. Por lo general suele calificarse por parte del poder constituido en legitimidad como delito de asalto o vandalismo, pero sus fines (suponiendo que haya fines) son políticos, aunque sus medios sean violentos, aunque a decir verdad, nada justifica esas la barbarie que se está experimentando en México, y que sigue cobrando víctimas y enlutando hogares. Así de simple…OPINA carjesus30@hotmail.com