Hace unos meses el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz, Zenyanzen Escobar García, alborotó el avispero mediático al anunciar que había descubierto una base aérea en el sindicato del Colegio de Bachilleres de Veracruz, integrada por decenas de “aviadores” que devengaban sueldos estratosféricos sin trabajar.
Pero Zenyanzen no descubrió el hilo negro, es un secreto a voces por lo menos desde hace 15 años, que la lideresa del sindicato, Erika Ayala Ríos, tiene en la nómina a familiares, amigos y hasta periodistas.
Lo novedoso fue que el titular de la SEV dijo que iría por los responsables “caiga quien caiga” y todos los ojos se posaron en Erika. Pero no cayó nadie porque así como armó su mitote, así lo echó en el olvido.
De acuerdo con su ficha curricular, el primer contacto de Erika con el COBAEV fue en 1996 cuando obtuvo la plaza de docente titular “B” de tiempo completo en el Plantel 14 de Tihuatlán. Y desde ahí su estrella comenzó a brillar.
En el 2000 fue electa por vez primera Secretaria General del Sindicato Único Independiente de Trabajadores del Colegio de Bachilleres del estado de Veracruz. Y en la actualidad cumple otro periodo que terminará en 2025.
Milita en el PRI desde 1991 donde ha tenido desde cargos de medio pelo hasta una senaduría y la diputación local que actualmente ostenta. También es la primera mujer que ocupó la presidencia del PRI estatal.
Pero al margen de eso posee una cuantiosa fortuna en bienes inmuebles que no empata con lo que ha devengado como lideresa sindical y funcionaria pública.
El periodista Víctor Hugo Arteaga (al que Javier Duarte y compañía recordarán mientras vivan porque fue quien descubrió las estafas que hicieron con empresas fantasma), acaba de dar a conocer una lista de nueve casas que Erika ha comprado en el lapso de 12 años (algunas pagadas de contado) en zonas residenciales de Alvarado, Veracruz, Boca del Río y Xalapa, que en conjunto suman varios millones de pesos.
Este calambrazo debió pararle de punta los pelos a la mujer porque Víctor Hugo dio a conocer todo, desde el número de inscripción de cada residencia, hasta el número de volumen en el Registro Público de la Propiedad y su valor en millones de pesos.
En su columna de hoy, el periodista Filiberto Vargas escribe: “No pierda de vista este nombre: María de los Ángeles Rodríguez. Forma parte del Comité Estatal del Sindicato del Colegio de Bachilleres (Suitcobaev), pero al margen de la cartera que ostenta en esa organización gremial, es la encargada de operar una “colecta” en todos los planteles de la entidad, a cambio de la realización de trámites escolares y gestiones estudiantiles.
“La suma acumulada por esta cobranza, advierten, es de varios millones de pesos, recurso que va a dar de manera directa a la dirigente estatal de ese sindicato, Érika Ayala Ríos. Testimonios bien documentados de estas transacciones se encuentran en poder de altas autoridades del sector educativo, que han ido armando un muy completo expediente al respecto. Cifras, fechas y nombres de los involucrados, serán revelados en los próximos días”, finaliza Vargas Rodríguez.
Cuando Zenyanzen armó su escándalo Erika buscó la protección del diputado local de Morena, Juan Javier Gómez Cazarín y la bronca se calmó. Pero los bienes inmuebles que dio a conocer Víctor Hugo Arteaga, más los millones de pesos que está recibiendo por debajo de la mesa, según Filiberto Vargas, la deben tener sin dormir porque la corrupción ya es un delito grave.
Como todas las estrellas, el brillo de la de Erika Ayala comienza a declinar y se asoma en su horizonte una tormenta; una fenomenal tormenta. Para colmo de sus males su fuero como diputada local terminará en unas semanas. Y su otrora poderoso partido (aunque quisiera), hoy no la puede ayudar.