*Le ayudaría a sostener “programas sociales”
*Busca recuperar dinero no llevarlo a prisión
¡NO SE hagan bolas! Emilio Lozoya Austin es un preso VIP con privilegios que no ha tenido nadie en toda la historia carcelaria del país, y menos un ejemplo vivo de la corrupción que el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura combatir como parte de su cuarta transformación, pues además de haber sido extraditado a una cómoda habitación del Hospital Ángeles Pedregal de la Ciudad de México –cuyo costo diario oscila en los 30 mil pesos-, para que su estancia sea segura cuenta en el exterior del inmueble con una vigilancia de 10 patrullas con al menos cinco elementos cada una, y en el interior alrededor de 10 agentes, todo con cargo al erario público que es dinero de los mexicanos. En pocas palabras, si el señor, presuntamente robo o saqueó a los gobernados, ahora estos mismos deben pagar por su seguridad y comodidad, y todo porque según el presidente Andrés Manuel López Obrador va a soltar la sopa y va a comprometer a priistas y panistas que son a los que busca derrotar en las elecciones del 2021. Y es que debemos entender que al presidente López Obrador no le interesa que Lozoya Austin vaya a prisión, sino que devuelva el dinero producto de sobornos por parte de Odebrecht, y los excedentes en la compra de la planta de fertilizantes agronitrogenados que pertenecía a Altos Hornos de México, y aunque la FGR solicitó por ello la vinculación a proceso de Lozoya, y como dato de prueba entregó la nota criminal presentada el 5 de Marzo de 2019 por la representante legal de Pemex, Martha Edith Márquez Acosta, en la que la empresa denunció la compra, en el año 2012, de la planta, para lo cual se requerían 400 millones de dólares de los que 150 millones eran para reactivar sus funciones, lo cierto es que AMLO ya inició negociaciones para aminorar la pena del “señor Lozoya” –como le dice públicamente-, y que no vaya a prisión, y si acaso a una domiciliaria por su “padecimiento de esófago” y anemia, de preferencia frente al mar.
Y ES que el caso, además de redituarle recursos a la administración Amlista –que ya no siente lo duro sino lo tupido con un país estancado en lo económico y con el compromiso de seguir regalando dinero, vía programas sociales para comprar el voto-, le permitirá evidenciar de cara al 2021 la corrupción de “los gobiernos neoliberales”, para que los llamados “chairos que han ido perdiendo la fe en el ´Mesías´ se convenzan de que sigue siendo lo mejor en el combate a la corrupción, y acaso por ello en la mañanera de este martes dejó en claro que el caso Lozoya Austin es “importantísimo” porque “va a ayudar mucho, repito, a que se destierre la corrupción de México, que es nuestro propósito principal”. E insistió: “varias veces lo he dicho y lo voy a repetir ahora. Si me preguntan cuál es el propósito fundamental del gobierno que represento y que lo diga yo rápido, aun cuando no hablo de corrido, en el tiempo en que tardo parado en un solo pie, cuál es el objetivo del gobierno: acabar con la corrupción, ese es el objetivo principal” y “tiene una explicación, ya la he dado durante mucho tiempo. Estoy absolutamente convencido de que es el principal problema de México. No es una pandemia, es más que eso, es una peste funesta”. Pero la pregunta es inevitable: ¿a los presuntos corruptos hay que tratarlos como príncipes? Porque la estancia de Lozoya en el carísimo hospital, aunque se lo pueda pagar, solo es digna de reyes, cuando ya debió ser ingresado a prisión con los cuidados pertinentes. Vamos, ni siquiera para rendir declaración ha sido llevado al Reclusorio Norte, sino que le tomaron declaración mediante videoconferencia que AMLO pide no perder de vista, porque tiene el ofrecimiento de que empinará a sus antiguos jefes, algo necesario para devolverle credibilidad a la menguada fe que le tenían sus seguidores.
POR ELLO AMLO insiste una y otra vez que, “entonces, es muy importante, mucho muy importante que se le dé seguimiento al caso del señor Lozoya, que todos los mexicanos nos informemos, que busquemos la manera de informarnos, porque como involucra a la llamada sociedad política, puede haber la intención de que pase de noche este asunto, de no informar lo suficiente. El llamado es a que estemos muy pendientes de todo el juicio, que no sea un asunto nada más de tribunales judiciales, que sea un asunto de un tribunal ciudadano, popular, para que todos conozcamos cuál era el modus operandi de los delincuentes de cuello blanco, cómo sobornaban, cómo había -lo que se llama coloquialmente- la entrega de moches, pero para que se entienda mejor, con la idea de que se sepa bien, cómo se entregaban estas mordidas, aunque se podría decir, tarascadas, pero la gente sabe más de mordidas; sin embargo, nos tenían acostumbrados a hablar de mordidas con referencia a lo que se le entregaba a un funcionario público menor, a un agente de tránsito, a un oficinista, esa era la mordida”. Y en efecto, el presidente no quiere que el caso sean nada más un asunto de tribunales, sino que se perfile a lo electoral y sirva para denostar a sus enemigos, a los rivales o contenientes que no comulgan con su política.
PERO ENTONCES, uno no se explica por qué tanto comedimiento con “el señor Lozoya”, ya que parecería que el Presidente busca darle comodidades, porque cuando alguien le pregunta ante la insistencia de que estemos pendientes e informados –para lo cual hasta se abrió un chat de WhatsApp- ¿Y por qué nos debe importar a nosotros?, AMLO responde: -Bueno, primero para que no se repita nunca más esta corrupción (para que no se repita debe llevarlo a la cárcel como ejemplo para otros) y, lo segundo que nos importa también es ver qué podemos recuperar de lo robado…De hecho explica que “hay ya un ofrecimiento de que por el sobreprecio que pagaron en la compra de la planta de fertilizantes, el nuevo dueño acepta devolver 200 millones de dólares. La otra es, ¿cómo le hacen en Estados Unidos?. ´A ver, habla, ayuda, informa -son los testigos protegidos-, puedes tener una reducción de pena’ y al tener toda la información, los bienes se recuperan. A nosotros nos dejan sin nada porque se van a Estados Unidos, los agarran allá y allá se queda el dinero, que es de México. Ahora el Secretario de Relaciones Exteriores está haciendo un trabajo para que se recupere el dinero que se llevan de México, porque se habla de que un exgobernador llegó a tener no sé cuántas propiedades en Estados Unidos y se queda allá el bien o el dinero. Entonces, nosotros estamos ya viendo esto.
INSISTIMOS, A AMLO no le interesa que Lozoya vaya a prisión, ni que los denunciados por éste pisen la cárcel, sino que devuelvan el dinero robado o productos de sobornos, pues los programas sociales instrumentados por su administración son un barril sin fondo, y suspenderlos sería peor porque el pueblo no se la perdonaría. Por ello, hay que buscar dinero hasta debajo de las piedras para tener contentos a los seguidores, y que sigan refrendando el voto para MoReNa en futuros comicios. Así de simple. OPINA carjesus30@hotmail.com