* “No me chinguen”, casi les dice.
Por Iván Calderón
Una de las pocas cosas que puede presumir el gobernador Cuitláhuac García Jiménez es de un atinado manejo financiero durante su administración.
Así tal cual.
Poco lo ha “cacareado”, pero, durante el gobierno de MORENA se liquidaron los compromisos económicos con el IPE, y todos los adeudos históricos con la Universidad Veracruzana. Se reestructuró la deuda, solventándose los créditos, y mejorando sus calificaciones en el ranking financiero.
Los 3 indicadores del semáforo de alerta de la SHCP desde hace 8 trimestres están en verde, los saldos no se han incrementado, y se han disminuido pasivos por primera vez en 2 décadas.
Y no solo eso, gracias a una disciplina de gasto implementada por la Secretaría de Finanzas se ha invertido más en obra pública. Tan sólo en obras de suministros, saneamiento y alcantarillado de CAEV son el triple comparado con los 4 años anteriores.
Así que comparar al gobierno de Duarte con el de Cuitláhuac, tal y como lo hizo el líder del Movimiento Ciudadano Sergio Gil en temas administrativos, está cabrón.
Digamos que el Cuic se parece a Duarte porque ambos tienen a sus respectivos “Erics”, o porque primero renuncia él que despedir a su secretario de seguridad pública, pero de eso a llegar a la fatídica era del Duartismo, aún nos quedan a deber.
Caray, es tanta la desesperación de Movimiento Ciudadano al saber que no serán ni siquiera opción para el 2024 que cualquier cosa lo tratarán de maximizar. Y no solo eso, sabedores que no tienen (ni tendrán) a un candidato competitivo para la gubernatura, imaginan que así conseguirán a algún incauto que sea su abanderado.
Lo peor del caso, es que la naranja se les agrió, porque ahora será el secretario de Finanzas José Luis Lima Franco el que, por indicaciones de Cuitláhuac, saldrá a explicar con detalle los asuntos financieros del Gobierno del Estado, logrando un reposicionamiento como funcionario de resultados, haciéndose brillar.
En fin, todo lo que hace Gil Rullán le sale mal, su “liderazgo” en el “naranja, naranja” es criticado hasta por sus propios compañeros, quienes aún no entienden su permanencia en este instituto político donde hace de todo, menos trabajar.
Ya veremos cómo le va, pero lo cierto es de que de su “campañita” se van a pitorrear.
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