Desde luego que cuando el periodista Octavio Bravo y quien esto escribe decidimos en días pasados publicar las raterías de Tito Delfín Cano cuando fue alcalde de Tierra Blanca, jamás imaginamos que Cuitláhuac García rescataría esa denuncia para dar rienda suelta -una vez más- a sus filias y fobias contra Miguel Ángel Yunes y de paso consumar la fractura interna del PAN en la entidad rumbo al 2024.
El juego perverso del “Bola 8” hoy rebasó toda proporción política y legalidad.
A Tito lo hicieron mártir, igual que a Rogelio Franco.
Y es que, de otra suerte, si pensáramos en estricto apego a derecho de parte del gobernante, tendríamos que ver frente a un juez, además de Tito Delfín, al menos a 10 secretarios y funcionarios de primer nivel rindiendo cuentas por su corruptelas y daños al erario.
El aspirante a dirigir al PAN en Veracruz, presuntamente se robó 37 millones de pesos cuando fue edil, pero si les sacamos las cuentas a los morenos nos encontraremos con que palidece su rapacería ante el saqueo de la pandilla del gobernador.
¿Cuánto se llevó la directora del DIF, Verónica Aguilera Tapia antes de que la corrieran en febrero del año pasado ante las denuncias de su propia oficina de administración y finanzas por desvíos y moches? ¿450 millones de pesos?
¿Cuánto dinero han desviado el subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, primo del gobernador, en complicidad con su hija Nitzia Guerrero Barrera, del 2018 a la fecha?
¿Cuánto dinero circula bajo el escritorio de su titular de SIOP, Helio Hernández -casado con la prima de Cuitláhuac- considerando lo declarado por la Contralora, Mercedes Santoyo, en el sentido que de enero a octubre del 2020, “se registraron 19 mil 591 operaciones, de las cuales 19 mil 400 de ellas fueron por adjudicación directa”?
O cuánto dinero no ha quedado debidamente claro en la Secretaría de Seguridad Pública que encabeza el oscuro Hugo Gutiérrez Maldonado en la compra de patrullas en 2019.
¿Y la Secretaría de Salud, que encabeza el rarito Roberto Ramos Alor?
De acuerdo a la Auditoría Superior de la Federación, no encuentran mil 193 millones de pesos que debieron ser destinados al Seguro Popular. Se cansaron de buscar -menos en las cuentas de este singular personaje- y nomás no encuentran el billullo.
Faltaría además, correr el velo de lo gastado por el gobierno en 2021 en donde se encuentra el secreto mejor guardado de la elección del 6 de junio pasado en la que al menos se invirtieron 2 mil millones de pesos en la compra del voto.
Hay evidencias de cómo se transportó el dinero en cajas de cartón vigiladas por la SSP para ser entregados a enviados de la Secretaría de Bienestar, la Secretaría de Gobierno y al equipo del diputado Juan Javier Gómez Cazarín.
A Tito Delfín le pasa como a los carteros que eran llevados a prisión por robarse un sobre dejando manos libres y total impunidad a los verdaderos peces gordos.
Ya mismo, ni quien voltee a observar que el pasado 30 octubre la Auditoría Superior de la Federación reveló que “Veracruz, bajo la administración del gobernador Cuitláhuac García, es la segunda entidad con el mayor monto de recursos federales detectados con irregularidades correspondientes al ejercicio 2019, con un total de 2 mil 413 millones de pesos observados por los auditores”, según el Auditor General de la Nación, David Colmenares Páramo.
Y, en el ajuste de cuentas por aclarar, se desconoce por qué en 2019 la SEFIPLAN regresó 3 mil 284 millones de pesos que no ejerció y que fueron entregados a la federación para su uso «discrecional».
Lo de Tito Delfín no es una muestra de legalidad.
Es la justicia tardía. A modo. Con un localizado interés político. Es la injerencia en la vida interna de los partidos políticos a los que se les va dar la puntilla cuando en breve se les recorte al 50% sus prerrogativas y los ponga en el dintel de su desaparición.
A Cuitláhuac que le crea su abuela… -err, perdón ni su abuela Manuela tiene crédito por aquello de sus devaneos- mejor que le crean sus corifeos en el sentido de que actuó con “estricto apego a la legalidad por una denuncia presentada por el gobierno de Yunes Linares”.
El Cuicaras no se ha dado cuenta que también es rehén de sus fobias y de sus encampanadores que le hacen creer que es un chingón, pobre.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo