Normalmente para los no economistas, existen una serie de conceptos que son interpretados erróneamente o que se prestan a confusión, por vicios que se van generando con el transcurrir del tiempo, ya que por distintas razones, se utilizan de manera equivocada; a continuación, escogimos cinco de los más comentados, que son interpretados a veces erróneamente.
Mito 1. Una paridad estable de las monedas, refleja la salud financiera de una economía.
Esta aseveración es cierta en parte, aunque se habla de que las monedas se aprecian o deprecian con respecto al dólar, como moneda referente principal. De hecho, es la disponibilidad u oferta y demanda diaria de dólares, que se reflejan en su nivel de reservas, las que fijan la paridad cambiaria en favor de una moneda, con respecto a otra. A las cotizaciones diarias, muy a menudo se les da un sentido político, que no tiene que ver con las entradas y salidas de mercancías o divisas, de un país a otro, que se reflejan en la disponibilidad y cantidad de las reservas internacionales, en el comercio internacional.
Mito 2. Establecer por decreto, una mayor equidad en la ingresos promedio de la población, provocará mayores niveles de bienestar en los satisfactores a las poblaciones respectivas.
Tanto en los sistemas de economías dirigidas por un gobierno socialista, como en las economías de mercado, de los países capitalistas, tratar de provocar una mayor equidad, a través de los sistemas de seguridad social, depende no tanto de los sistemas económicos, si no de su capacidad económica. De esta manera, utilizar el argumento, de que los ingresos en los deciles más pobres de la población de un país, pueden parecer elevados e incrementar los ingresos de la población, aunque en realidad dependerá de la capacidad económica y financiera de cada país, más que el bloque económico al que pertenezcan. Por tanto, esta apreciación es parcialmente cierta, ya que la comparación se hace bajo la base de un enfoque cualitativo, más que con datos estadísticos duros.
Mito 3. En los países capitalistas, los ingresos de los deciles más pobres de la población, son por lo general, los grupos más socorridos para incrementarles sus niveles de vida.
Desgraciadamente, las bases cualitativas de una política económica, muestran que no se dispone de una base sólida que la sostenga. De esta manera, la realidad tiende a interpretarse de manera muy subjetiva, ya que se puede hablar de un país que se desempeñe muy bien económicamente, aunque no sea el caso. En esta interpretación, crear una narrativa con información espuria que se vaya generando, con datos que podrán parecer cifras muy atractivas, con ingresos que parezcan relevantes, puede interpretarse que aunque estructuralmente no se sostenga, puede en el corto plazo lucir bien, como recurso retórico, que pronto se habrá de tornar en un resultado adverso. Esta situación, se refiere generalmente al hecho de aparentar abundancia económica a corto plazo, por ejemplo contratando deuda pública ahora, que genera de pronto una abundancia financiera aparente en el presente, aunque a mediano plazo, desencadenarán serios quebrantos, que muy pronto sufrirá la economía que lo lleve a cabo y cuyos efectos nocivos, tardarán décadas en revertirse, en el mejor de los casos.
Mito 4. Los números no mienten.
En una serie de datos muestrales de cualquier naturaleza, por ejemplo, de encuestas sobre preferencias electorales, con los datos ya levantados y registrados, los resultados, al compararse y promediarse, serán afectados y deformados, por los valores extremos superiores de los fenómenos medidos; partiendo de la base, de que las muestras son aleatorias y bien tomadas. Así por ejemplo, consideremos dos candidatos y tres encuestas, con diferencias entre los candidatos por encuesta, de seis, doce y cincuenta puntos, lo que nos dará casi un 23% en el promedio de las diferencias de las tres encuestas. La percepción como se aprecia se deforma y se ampliará, en mayor cuantía, con la inclusión de datos extremos en la obtención de los promedios finales.
Mito 5, Los programas sociales sacan de la pobreza a la población que los aplica en gran escala.
Ojalá fuera cierto porque ya hubieran ayudado a salir de la pobreza a los países que han optado por este camino. La verdad es que no se puede repartir lo que no se tiene, sin importar la ideología que se practique; para poder lograrlo, se requiere que el PIB de cada país, se incremente año tras año, pero ello no se logrará solo otorgando apoyos o dádivas, a través de transferencias presupuestales. Primero, las economías tendrán que crecer y después distribuir la riqueza generada. La Unión Soviética, China y otros países del bloque socialista, han salido adelante porque han transitado de la ruta socialista, hacia un capitalismo híbrido, o por optar por el abandono total del socialismo, como en Alemania Oriental, Taiwán y Corea del Sur, que les permitió abandonar el sendero de los subsidios, para desarrollar las prácticas del libre mercado, de mejores niveles de productividad y de competencia en el mundo global actual. En Latinoamérica Cuba, Venezuela y Nicaragua, han estado probando la ruta del socialismo, sin resultados todavía muy claros.
Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*) Actuario, egresado de la Fac.ultad de Ciencias-UNAM. Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.