La crisis moral de la Universidad Veracruzana/Dr. Alfonso Velásquez Trejo

’01/05/2024’
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La crisis moral de la Universidad Veracruzana

Dr. Alfonso Velásquez Trejo.

Facultad de sociología SEA.

 

He seguido con interés las declaraciones de los aspirantes a la Rectoría de la Universidad Veracruzana para el periodo 2021-2025, mismo que la tradición marca puede extenderse hasta el año 2029. Esta posición destacada de la sociedad veracruzana aspira a suceder la gestión de la Dra. Sara Deifilia Ladrón de Guevara, quien en estos años ha hecho su mejor esfuerzo y cuyos resultados e impacto social sin duda muestran diversos claroscuros.

Los aspirantes han expuesto, con cierta claridad, el eje de sus discursos académicos identificando un problema central en sus lemas programáticos del cual se desprende todo el diagnóstico de la problemática institucional y consecuentemente, ello permitirá estructurar su propuesta de plan de trabajo en los años por venir. En términos generales observo las siguientes perspectivas: los financieros, los administrativistas, los eclécticos y aquellos que sólo han manifestado su interés de participar sin dar cuenta de cómo interpretar el problema universitario.

Los aspirantes financieros señalan que el principal problema de la universidad es su fragilidad financiera, que se expresa en la previsible caída de los ingresos universitarios frente a otras opciones promovidas por el gobierno estatal y federal; en este mismo tenor la necesidad de descentralizar el gasto público universitario y aplicar diversas técnicas de evaluación, como el presupuesto basado en resultados, además de racionalizar el gasto público e imprimir una rígida disciplina financiera y austeridad. En esta línea argumentativa las opciones de educación en línea son los preferidos a otras opciones como la presencial y semiescolarizada. Es evidente que al partir de un enfoque técnico-económico propondrán este tipo de soluciones, soslayando otros aspectos sustantivos como la revisión del modelo educativo, entre otros.

Los administrativistas señalan que el problema central es la centralización de sus actividades académicas y administrativas, consecuentemente el eje de sus políticas universitarias centrarán su atención, acaso, en la reorganización y se apoyarán en la gestión regional de los recursos y su optimización. Habrá que observar que los financieros y administrativistas se complementan con una visión tecnológica del tema que nos ocupa.

Después de estas dos perspectivas claramente expuestas viene una serie de aspirantes que denomino eclécticos. Estos centran su diagnóstico en diversos escenarios, algunos proponen que el problema central es la violencia de género, otros la falta de vinculación con los sectores productivos y gubernamentales, en fin, existen diversas opiniones y posturas al respecto. En la práctica unas centrarán su atención en inundar todas las actividades universitaria con la perspectiva de género, otros impactar en la vinculación con los sectores productivos y gubernamentales. El proceso de enseñanza aprendizaje quedará en un segundo plano.

Consecuentemente si el problema es financiero o administrativo las soluciones son simples: ajustes en el gasto público universitario, se reorganiza a la institución y ya quedo. Acaso obligamos que todos los programas académicos cuenten con prácticas profesionales e incrementamos la vinculación o aplicamos a todo el criterio de la paridad de género. Todo esto es relativamente fácil, mediante una nueva Ley Orgánica, tal vez, o simplemente reduciendo el gasto innecesario. Y ya, resolvimos el problema de la Universidad. Acaso como propone una de las candidatas que para mejorar la docencia los maestros universitarios certifiquen sus aprendizajes del idioma inglés. Con estas soluciones podemos transitar los siguiente 4 u 8 años, pero en mi opinión, solo será un discurso técnico económico o ecléctico, que no impactará en una realidad evidente: la larga decadencia y estancamiento de la Universidad Veracruzana como institución.

En mi opinión el principal problema de la institución es su profunda crisis moral. Esta se manifiesta y expresa en la distorsión de los valores que deben orientar a una institución universitaria como son la excelencia académica y la búsqueda de crecimiento en las tareas de docencia, investigación y difusión de la cultura. La excelencia académica significa tener al mejor académico o investigador en cada una de las áreas del conocimiento, al mejor creador, al mejor músico, a los mejores egresados, en fin, al mejor de lo mejor. No hacerlo así significa que los futuros estudiantes contarán con maestros que no cumplen expectativas de excelencia, poco inspiradores, distorsionadores de los valores que integran las virtudes y reproductores de la decadencia.

¿Cómo saber que se la UV experimenta esta decadencia y una crisis moral?. La primera de ellas es la perdida de la excelencia académica de muchos de los núcleos de académicos que integran los diferentes programas académicos. El desencanto de los mejores profesores universitarios por la forma como se conducen las escuelas, facultades e institutos de investigación, que en poco impactan a la sociedad; la oferta educativa estancada y hasta obsoleta de la UV. Y la sustitución de la excelencia académica por las diferentes expresiones del clientelismo, que van desde los compromisos personales, familiares, políticos y emocionales que determinan la distribución de experiencias educativas y plazas de todo tipo entre quienes actúan de manera facciosa al interior de los diversos programas educativos.

La UV ha dedicado los últimos 20 años a sustituir la fuerza de la comunidad académica a un modelo educativo que privilegia el individualismo y el uso de tecnologías educativas. De esta manera, el modelo educativo y la racionalización en el número de créditos (enfoque técnico administrativo) han supeditado a la excelencia académica y las necesidades específicas que cada área del conocimiento a cumplir con los lineamientos y parámetros establecidos por el modelo flexible. El resultado general es que el nivel de conocimientos de los egresados es notablemente menores aquellos que estudiaron en los modelos tradicionales. El modelo educativo vigente al atender la eficiencia administrativa y económica, ha soslayado la excelencia académica y la formación académica alrededor de comunidades de aprendizaje. Por ello las propuestas técnico económico, administrativistas y eclécticas, en lugar de rescatar a la UV de la mediocridad tenderán acentuar esta profunda decadencia incluso llegando al cinismo de fortalecer una gran simulación institucional cubierta por las memoras recientes a la infraestructura universitaria.

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